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Prácticas «borrokas» en UGT de Andalucía

Cándido Méndez pudo y debió evitar el episodio de acoso a la juez Alaya. Ha tardado cinco días en lamentar la actitud gamberra de los suyos contra la representante de un poder del Estado de Derecho. Pero que su respuesta no pase de una declaración es agravar aún más su responsabilidad. Sobre todo, después de que el secretario general de UGT Andalucía, Francisco Fernández Sevilla, justificara ayer la emboscada a Alaya, los insultos y las coacciones y los enmarcara en el derecho a la libertad de expresión. Si Méndez no quiere ser cómplice de un suceso tan lamentable, ese personaje no puede seguir en su cargo.