Casa Real

Un Rey ejemplar para un tiempo complejo

El 19 de junio, el viernes próximo, se cumplirá un año de la proclamación de Felipe VI, después de la abdicación de su padre, Juan Carlos I. Estos doce meses han marcado los trazos fundamentales del nuevo Rey y de la institución, en un tiempo complejo. Don Felipe se comprometió en su discurso de hace un año a que la Monarquía fuera más ejemplar, como era el deseo expresado por la ciudadanía. Sin duda, lo ha conseguido, con decisiones firmes, adecuadas, inteligentes y necesarias, aunque alguna nada sencilla. Esa renovación no ha pasado inadvertida a los españoles y así lo han dejado sentir en su valoración de Don Felipe. La mayoría de ellos (57,4%) cree positivo su trabajo y sus decisiones. El Rey fue consciente desde el primer momento de que la institución requería cambios que redundaran fundamentalmente en transparencia y modernización. Entre sus primeras medidas estuvo imponer a los miembros de la Familia Real la obligación de dedicarse en exclusiva a la actividad institucional, se prohibió también viajar gratis en vuelos comerciales, aceptar regalos excesivos o beneficiarse de favores o servicios ofrecidos en condiciones ventajosas en virtud de su condición. También impuso un código de conducta para los empleados de la Casa del Rey. Todas sus actuaciones enviaron el mensaje preciso y adecuado que los españoles esperaban y su reacción resultó satisfactoria. Los Reyes han sabido conferir su estilo y personalidad a la Corona, con profesionalidad y seriedad, pero también con cercanía y compromiso con el interés general y las causas más justas. Su popularidad dentro y fuera de nuestras fronteras es merecida, y sus desplazamientos han sido buena prueba de ello. Los españoles tenemos motivos fundados para sentirnos orgullosos de un Rey ejemplar.