Canela fina
Emiliano García-Page
«Page, contrario a los indultos, no iría con Bildu ni a la vuelta de la esquina y rechaza un Gobierno con mando a distancia manejado por Puigdemont»
El presidente de Castilla-La Mancha es un socialista de toda la vida. Siendo adolescente se incorporó a las Juventudes Socialistas y a lo largo de casi cuarenta años ha demostrado ejemplar lealtad al PSOE. Es un político serio y consecuente, querido y valorado por los electores castellano manchegos. Hombre moderado y razonador, creyó siempre en el PSOE socialdemócrata, el que engrandeció Felipe González, considerado como el más destacado hombre de Estado del siglo XX, como Antonio Cánovas del Casillo lo fue del siglo XIX.
Emiliano García-Page no aceptará la menor sombra de duda sobre su lealtad al PSOE y por eso Alberto Núñez Feijóo se equivocaría gravemente si pretendiera negociar directamente con él el voto de los ocho diputados castellano manchegos del PSOE. El presidente del Partido Popular debe abdicar la soberbia, reconocer que gana las elecciones quien puede formar Gobierno y externalizar la negociación con el PNV o el PSOE. Ciertamente, García-Page se ha mostrado contrario, muy contrario, a los indultos sanchistas en favor del separatismo golpista catalán. Ha afirmado que no irá con los proetarras de Bildu ni a la vuelta de la esquina. Y ha rechazado un Gobierno manejado por el mando a distancia del prófugo Puigdemont, el expresidente golpista, que disfruta manteniendo de hinojos a Pedro Sánchez.
Comparten su posición anchos sectores del Partido Socialista Obrero Español. Y muchos de sus líderes también, como Alfonso Guerra, Juan Alberto Belloch, Joaquín Almunia, José Luis Corcuera, Carlos Solchaga, Jerónimo Saavedra, Matilde Fernández, Cristina Alberdi, Virgilio Zapatero, Pedro Solbes, Rosa Conde, Javier Moscoso, Narciso Serra, Enrique Barón, Carlos Westendorp, Joaquín Leguina y tantos otros encabezados por Felipe González. Y son ellos a quienes corresponde acordar con Emiliano García-Page una solución conveniente para España. Si el presidente castellano manchego se siente arropado dentro del PSOE, podría negociar con el secretario general del partido, Pedro Sánchez, una solución distinta a la alianza del PSOE con 24 partidos, entre ellos la extrema izquierda, los secesionistas golpistas catalanes y los proetarras de Bildu. En los partidos democráticos, y el PSOE lo es, caben divergencias internas de relieve que se resuelven en el seno del propio partido.
Luis María Anson,de la Real Academia Española.
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