Las correcciones
El enjambre de drones de Putin
El presidente ruso se aleja de la paz de Alaska con su temeridad en Polonia
El inicio del curso político está siendo frenético, inmersos en una multitud de crisis. Francia ha nombrado a su tercer primer ministro en un año, el quinto desde 2024, y no hay perspectivas de que la llegada del «fixer» de Emmanuel Macron, el joven Sébastien Lecornu al Palacio de Matignon vaya a solucionar el bloqueo político del Hexágono. Lecornu se estrenó en el cargo con una protesta social convocada por Bloquons Tout (Bloqueemos todo), un movimiento de izquierdas surgido al calor del verano en oposición al recorte presupuestario de 44.000 millones de euros de François Bayrou. El nombre del movimiento adivina una actitud poco constructiva pese a la voluntad de diálogo del nuevo primer ministro francés. Good luck, dirían los ingleses. En París se da por agotado a Macron.
Si el lunes los franceses cortaron la cabeza, políticamente hablando, a François Bayrou; el martes, las Fuerzas de Defensa Israelíes bombardearon Qatar en un ataque sin precedentes. La operación estaba dirigida contra los líderes de Hamás reunidos en Doha. No está claro si Israel informó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el ataque, ni cuándo lo hizo. Dicen que sí hubo una comunicación entre los Ejércitos de Israel y EE UU, pero se esquivó el Despacho Oval para evitar el veto. Qatar acoge la base de Al Udeid, una de las más importantes de los americanos en la zona y es uno de los aliados más fiables de Washington en Oriente Medio. Trump se mostró visiblemente enfadado por las acciones de Netanyahu y aseguró que no se repetirían bajo su mandato. Cuesta creer que no supieran nada. Qatar no va a responder a Israel, pero el ataque muestra cómo de fácil puede expandirse la guerra.
El mismo miedo a una espiral bélica, pero, esta vez en Europa, se produjo el miércoles tras la inquietante incursión de drones rusos en Polonia. Fue un ataque deliberado y la OTAN tuvo que reaccionar. Varios aliados, entre ellos los Países Bajos, Italia, Polonia y Alemania, participaron en el derribo de los aviones no tripulados rusos que entraron en el espacio aéreo polaco durante el bombardeo nocturno a Ucrania. El exembajador de Estados Unidos en Polonia, Daniel Fried, afirmó a la BBC que el hecho de que «los aviones [aliados] despegaran, no tuvieran que pedir permiso y actuaran en tiempo real es una señal para Rusia de que Occidente puede no ser tan ineficaz» como piensa Putin.
En Polonia creen que no es el final, sino el principio. ¿De qué? Ya se verá. No es la primera vez que armas rusas impactan en suelo de la OTAN. Al principio de la guerra, en noviembre de 2022, dos misiles rusos alcanzaron Przewodów, un pueblo polaco cerca de la frontera con Ucrania. Dos personas murieron. Rusia ha dicho que su intención no era atacar Polonia, probablemente no quería hacerlo, solo demostrar que podía hacerlo. Con eso es suficiente para aterrorizar a los polacos y a los europeos, de paso.
Donald Trump también se ha mostrado molesto con Putin. Su agenda de paz se desmorona. Desde su reunión en Alaska, vemos a un Putin más agresivo. No sabemos si Trump recapacitará tras Polonia y ordenará esas sanciones tan temidas contra Rusia o seguirá de perfil. Atentos.