La situación

Los envites de Sánchez

«Existe cierta sensación de agotamiento político en la sociedad española»

Aprobada la amnistía diseñada por el abogado de Carles Puigdemont, Gonzalo Boye, específicamente para su jefe, resulta interesante saber que el PSOE volvió a reunirse con el prófugo en Suiza. Se demuestra así que, como dicen los independentistas, la amnistía no es el final de nada, sino el principio de lo que está por venir. Como ya anunció Puigdemont ante los suyos hace un par de semanas, su objetivo es seguir desde donde lo dejaron en 2017.

La tal reunión se produjo, además, después de que Pedro Sánchez decidiera renunciar a su obligación constitucional de presentar un proyecto de Presupuestos, porque eso le obligaría a negociar las cuentas con sus socios en medio de tres elecciones consecutivas (vascas en abril, catalanas en mayo y europeas en junio). ¿Qué fue de aquella máxima según la cual hay que asumir con normalidad las bondades de la negociación permanente con la España plural para sacar adelante las leyes?

Si la amnistía ya estaba aprobada y si Sánchez no va a presentar los presupuestos, se deduce que en la reunión de Suiza no se habló de las cuentas del Estado y, por tanto, se hablaría solo de los intereses de Cataluña, según la versión independentista: la voluntad de reiniciar el camino hacia un futuro referéndum de autodeterminación y ventajas económicas (Pere Aragonès ya exige la recaudación completa de los impuestos: la independencia económica de Cataluña). Y si Sánchez se niega tendrá un problema, porque necesita los votos independentistas en el Congreso y la legislatura acaba de empezar: han pasado solo cuatro meses y cuatro días desde la investidura, aunque exista cierta sensación de agotamiento político en la sociedad española.

Sánchez inicia este nuevo mandato aprobando la amnistía y renunciando a los presupuestos. Y ahora fía su ruta en lo que queda de año a un resultado soportable en el País Vasco, a una victoria de Salvador Illa en Cataluña y a no sufrir una derrota humillante ante el PP en las europeas. Son demasiadas apuestas, por mucho que el líder socialista sea un experto en vivir de envite en envite, hasta el desafío final.