
Canela fina
España en llamas
«Día tras día, casi sin excepción, los medios de comunicación informan sobre los nuevos incendios que lo devastan todo»
Los periódicos impresos, hablados, audiovisuales y digitales abren todos los días sus espacios informativos con los incendios que siembran la desolación sobre España. «Espectáculo dantesco», se oye en televisión. El fuego devasta la nación entera. Dante, en su Divina comedia, habla al descender a las llamas del infierno, de «la ciudad del llanto» o del «dolor eterno».
Nada hay de purificador en el fuego que se multiplica por la geografía española. Todo es tragedia, dolor, desesperación, catástrofe, muerte de personas, muerte de animales. La gente no renuncia al placer vacacional, pero el cerco del fuego conmociona a todos. Es una maldición que nada respeta y que arrasa culturas, edificios históricos, obras de arte, paisajes deslumbrantes y vidas humanas.
Según los expertos, la mitad de los incendios están provocados por los pirómanos. Desde Nerón, que sentado en la roca Tarpeya miraba a Roma cómo se ardía, devastada por un incendio que él provocó, hasta nuestros días, la historia de la piromanía es un hecho incuestionable. Y no tiene la penalidad que se merece. Juristas serios y moderados coinciden en que deben multiplicarse al menos por dos las penas de prisión para quien intente provocar un incendio. Y que esas penas se aumenten conforme a la devastación conseguida. No pueden existir contemplaciones para los perversos que juegan con la vida de los demás, con la historia de monumentos y lugares, con la economía de la vida nacional.
Parece obligado también que el Gobierno arbitre todos los años en primavera una campaña de educación para que ciudadanas y ciudadanos tengan especial cuidado en las excursiones al apagar el fuego tras cocinar. Y también que los despreocupados, los que se desprenden de una colilla sin calcular el daño que pueden hacer, adquieran conciencia de los resultados que provoca la ligereza. La educación, en fin, es sustancial y la verdad es que se hace muy poco en este sentido.
Finalmente, como a pesar de todas las campañas y previsiones los incendios podrán disminuir, pero no erradicarse, habrá que robustecer los medios de extinción que están funcionando eficazmente en nuestra nación, pero que precisan de mayores dotaciones. Y, por supuesto, incrementar las medidas de prevención durante el invierno.
España está en llamas. Terrible espectáculo acentuado por el calor insoportable. Todos los días, casi sin excepción, la imagen de nuevos incendios se agolpa en las pantallas de televisión amargando la dispersión veraniega
Luis María Anson, de la Real Academia Española
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