«De Bellum luce»
Sí, se están ciscando en la democracia
No hay un debate ideológico ni de cuestionamiento de sus políticas, necesario siempre, sea cual sea el color de quien mande, sino un proceso de degeneración de la política en relación con las normas de la democracia clásica
Siempre son tiempos de recordar la figura de Winston Churchill, pero el momento que atraviesa Europa lo hace más pertinente que nunca. Churchill es un referente en la defensa de los valores democráticos en momentos críticos de la historia porque sus posiciones no siempre fueron fáciles ni tampoco populares, pero mantuvo una fidelidad inquebrantable con los valores democráticos.
Ahí es donde está precisamente el principal problema de todo lo que está sucediendo en el orden político de esta etapa de gobierno de Pedro Sánchez. No hay un debate ideológico ni de cuestionamiento de sus políticas, necesario siempre, sea cual sea el color de quien mande, sino un proceso de degeneración de la política en relación con las normas de la democracia clásica. Me refiero al populismo y a la retórica autoritaria que exhiben los ministros portavoces y candidatos. A que desde el poder se contribuya a debilitar las instituciones y su autonomía. A la crisis de representación, que tiene como principal seña la desconexión entre quien nos gobierna y la mayoría parlamentaria (y social, según lo que sostienen todas las encuestas). Y también a que quien tiene la principal responsabilidad de articular consensos, aquel que dirige el Gobierno de España, se ponga al frente de una estrategia dirigida a generar una fragmentación de la sociedad porque prioriza sus intereses políticos por encima de la resolución constructiva de sus problemas.
No es discutible que el PP tiene su parte de culpa, pero tampoco es discutible que quien dirige la Nación tiene más responsabilidad y más capacidad de no contribuir a convertir la gestión de lo público en un muro.
El desgobierno, que no haya producción legislativa, incluso que no se aprueben unos Presupuestos en toda una Legislatura, son problemas menores si se comparan con el daño que nos hace normalizar la degeneración democrática que acompaña a esta etapa de gobierno de Sánchez. Los portavoces del oficialismo tienen una justificación para cada una de las líneas rojas que se traspasan, llamando negro a lo blanco si así se lo piden desde Palacio, pero el PP, en este marco excepcional, comete un grave error si copia por la derecha lo que practica ese oficialismo del poder.
Y ahí entra asimilar el discurso de Vox en materias como la migración. Me gusta que Ayuso defienda el cumplimiento de la ley, aunque la discuta, en la acogida de los menores migrantes no acompañados. Que no dude en renegar del eslogan que les vincula con la delincuencia y que reivindique que su integración puede funcionar cuando hay recursos para atenderles. Liderar es esto, no seguir el modelo Mazón.