
El ambigú
Europa: regular la decadencia
Encontrar el equilibrio entre regulación e innovación será clave para el futuro de la UE
La irrupción de la inteligencia artificial china ha evidenciado la volatilidad de los mercados bursátiles ante meras impresiones, y lo que es más preocupante, el irrelevante papel de la Unión Europea ante este escenario. La IA china es sumamente paradójica. Por un lado, se presenta como una aplicación muy democrática por operar con código abierto, esto es, con un modelo de producción descentralizada que permite que cualquier persona modifique y comparta tecnología, dado que su diseño es accesible de manera pública –¡como si cualquiera pudiera hacer esto!– y, por otro lado, ante preguntas relacionadas con las protestas de la plaza de Tiananmén te dice que «en 1989 China experimentó una serie de eventos complejos que forman parte de su historia.. y que el partido comunista de China y el gobierno han trabajado para garantizar la estabilidad del país priorizando el bienestar del pueblo». En medio de la dicotomía IA estadounidense e IA china, la UE ha adoptado un enfoque regulador, el Reglamento de Inteligencia Artificial; esta norma tiene como objetivo principal proteger a los ciudadanos europeos de los riesgos asociados al uso de sistemas de IA, independientemente de su origen, ya sean desarrollados dentro o fuera de la UE, y esto en principio incluye aplicaciones de IA provenientes de países como China. El Reglamento describe tres tipos de riesgo, inaceptable, alto riesgo y riesgo limitado y mínimo. En teoría esta clasificación asegura que cualquier sistema de IA, sin importar su procedencia, sea evaluado y regulado según su nivel de riesgo, garantizando así la seguridad y los derechos de los usuarios europeos, en definitiva, se establecen una serie de medidas que buscan garantizar que los sistemas de IA operen de manera segura, ética y respetuosa con los derechos fundamentales. A pesar de esta regulación aplicaciones de IA chinas como DeepSeek generan preocupación en Europa, por ejemplo, Italia ha bloqueado la aplicación debido a la falta de información sobre el uso de datos personales, destacando la importancia de la transparencia y la protección de datos en la UE. Además, los algoritmos chinos suelen operar con modelos de caja negra, lo que dificulta auditar cómo toman decisiones o detectar sesgos ocultos y algunos sistemas de IA pueden estar programados para censurar ciertos temas o difundir propaganda de manera automatizada. La normativa china sobre protección de datos es menos estricta que el Reglamento General de Protección de Datos europeo, lo que aumenta el riesgo de un uso indebido de información personal y, por último, las empresas chinas están sujetas a la Ley de Seguridad Nacional de China, que obliga a proporcionar datos al gobierno si este lo requiere. Pero más allá de todo esto, la irrupción de esta IA china parece dar contexto a la afirmación: EEUU innova, China copia y Europa regula. La conclusión es que, al centrarse tanto en la regulación, la UE puede estar frenando su crecimiento tecnológico y su competitividad global y, mientras EE.UU. lidera la innovación y China aprovecha su modelo híbrido de intervención e “indagación” industrial, Europa se arriesga a quedar atrapada en un entorno de normas estrictas sin capacidad de competir en igualdad de condiciones. El reto está en encontrar un equilibrio, regular sin ahogar la innovación, fomentando incentivos en lugar de imponer obligaciones excesivas y apostar por una política industrial más estratégica. La UE tiene la oportunidad de redefinir su modelo sin renunciar a sus valores fundamentales bajo la máxima aristotélica de que la virtud está en el término medio. Encontrar ese equilibrio entre regulación e innovación será clave para el futuro de la UE. Es curioso que fuera Lao-Tse, si es que existió, el que dijo: «Cuanto más se legisla, más se multiplican las injusticias».
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