Sin Perdón

El expansionismo ruso

«No menosprecio al autócrata ruso, ya que cuenta con el apoyo de su pueblo y de aliados poderosos»

El temor al expansionismo ruso no es una cuestión reciente o que provenga de la Guerra Fría. Desde el fin de la dominación mongola y el nacimiento de la Rusia moderna hasta nuestros días, ha sido uno de los países más importantes de Europa. El eslavismo y el occidentalismo han sido dos corrientes contrapuestas en la cultura y la historia rusas. Es cierto que la arrogancia ha conducido a que los occidentales lo interpretáramos como una elección entre la Europa civilizada y el Asia salvaje. En otras ocasiones he expresado mi opinión sobre la lamentable visión eurocentrista que ha imperado desde la Edad Moderna hasta parte del siglo XX. Rusia es un país extraordinario, a pesar de Putin y la invasión de Ucrania, que merece más respeto del que a veces se le tiene. Es un error menospreciar al enemigo. Es verdad que ha tenido grandes derrotas en su Historia, como la Guerra de Crimea (1853-1856) o la rusojaponesa (1905), pero también grandes victorias. Estos días se acude a los tópicos históricos, propios de los historiadores aficionados, pero hay que ir con mucho cuidado con un país que aportó 2 millones de muertos en la Primera Guerra Mundial y 18 en la Segunda.

Es cierto que la ayuda estadounidense fue muy importante, pero también lo fue que se derramara la sangre rusa para hacer frente a la terrible invasión alemana. No solo fue Hitler, sino que millones de alemanes apoyaron el expansionismo del III Reich. Es duro recordarlo, pero pensaban que los rusos eran infrahumanos como el resto de pueblos eslavos. Ese supremacismo sucedió hace menos de un siglo. La actual espiral armamentista es muy inquietante, como lo es la euforia europea sin medir las consecuencias que podría tener una derrota rusa. Por cierto, a estas alturas creo que es evidente que China está al lado de Moscú. Xi Jinping ignora las presiones de EE UU, la OTAN y la UE. La decisión rusa de suspender su participación en el New Start, el ultimo acuerdo que existía con los estadounidenses para controlar los arsenales atómicos, es un mensaje claro, contundente y preocupante. Me gustaría que ganara Ucrania, pero no menosprecio al autócrata ruso, ya que cuenta con el apoyo de su pueblo y de aliados poderosos.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)