
A pesar del...
El famoso cierre del Gobierno
El cierre del Gobierno, que siempre es temporal, no resuelve nada –aunque desvía la atención–, porque el Gobierno no solamente no desaparece sino que no aborda los problemas de fondo
Esta semana marcó el fin del más prolongado «cierre del Gobierno» en Estados Unidos, gracias al apoyo de un puñado de senadores de la oposición. Hubo concesiones, como es habitual, ambas partes pueden cantar victoria, pero los problemas reales permanecen. Y permanecerán, hasta la próxima vez.
Estos cierres son descritos siempre con tonos de alarma, cuando en realidad no es para tanto, o incluso es, como en la famosa canción de La Lupe, «Puro teatro».
Aclaró Romina Bocci en el New York Post: «ante el cierre del Gobierno, los políticos muy rara vez recortan el gasto público, ni frenan el endeudamiento, ni fuerzan a los legisladores a tomar las difíciles decisiones que nuestra nación urgentemente necesita». La explosión de la deuda pública ha sido generalizada en el planeta, siendo impulsada por administraciones de los colores políticos más diversos. En el caso de los Estados Unidos, supera los 30 billones de dólares, lo que equivale a casi el PIB del país.
El cierre del Gobierno, que siempre es temporal, no resuelve nada –aunque desvía la atención–, porque el Gobierno no solamente no desaparece sino que no aborda los problemas de fondo: esos problemas tienen que ver con el creciente gasto público estructural, de difícil reducción. Ahí se ve, por ejemplo, la irresponsabilidad demagógica de nuestras autoridades dizque progresistas cuando derogaron el factor de sostenibilidad que contenía el gasto en pensiones. Fue un caso paradigmático de lo que dice Bocci con sarcasmo: «El cierre del Gobierno atrae a los medios, pero la verdadera crisis tiene lugar cuando el Gobierno está abierto».
Javier Milei le dijo hace poco al Financial Times: «queremos reducir el gasto público al 25 % del PIB, unos diez puntos menos que ahora». Una medida de esta envergadura resolvería la eventual emergencia de una crisis en la que el coste de la deuda vuelva económica y sobre todo políticamente insostenible la financiación de los «derechos sociales» del moderno Estado de bienestar.
Ante la mentira que representa un cierre del Gobierno que en verdad no cierra nada sino que abre el grifo incontenible del gasto público, el profesor Craig Eyermann, de la Universidad de Phoenix y el Independent Institute, advirtió de que solo hay una cosa segura, a saber, que cuanto más tarde el telón en caer, más dura será la caída.
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