
Canela fina
La farsa del cincuentenario de la Monarquía
«En su discurso, Felipe VI se olvidó citar a su abuelo Don Juan, que combatió durante 36 años la dictadura de Franco, en favor de la Monarquía de todos»
Juan Carlos I fue el motor del cambio. Gracias a él, bien aconsejado por Fernández-Miranda, se construyó en España la democracia pluralista plena. Recibió los poderes todos de la dictadura y los cedió para que el pueblo recobrara la soberanía nacional, secuestrada en 1939 por el Ejército vencedor de la Guerra incivil. Encarnó Don Juan Carlos uno de los cuatro grandes reinados de la Historia de España junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III. El fiscal suizo de izquierda radical, Yves Bertossa, investigó 32 años de la gestión del Rey, sin inviolabilidad, y firmó un auto considerándole ajeno al menor indicio de delito.
El sanchismo reinante excluyó a Juan Carlos I del cincuentenario de la Restauración Monárquica, convirtiendo los actos en una farsa. Felipe VI, con la inteligencia política y la prudencia que caracterizan todas sus actuaciones, se esforzó por aliviar la estúpida pantomima. Pronunció un gran discurso y otorgó el Toisón de Oro a la Reina Madre Doña Sofía y también, junto a Roca y Herrero, a Felipe González, el gran hombre de Estado del siglo XX español. El histórico líder socialista pronunció valientes palabras en las que elogió a Juan Carlos I.
Felipe VI, que citó en dos ocasiones a su padre y defendió la Monarquía de todos con palabras serenas, olvidó dedicar un recuerdo a su abuelo Don Juan. Aquel hombre, que fue Rey de derecho de España, se enfrentó durante 36 años a la dictadura desde el 16 enero 1941, fecha de la abdicación de Alfonso XIII, hasta el 14 mayo 1977, fecha de su propia abdicación. El 12 mayo 1942, Franco escribió de su puño y letra una carta de 32 folios, reproducida en mi libro Don Juan, que concluye así: «Es mi ilusión que no tarde en coronarla para poder ofreceros en ese día con la Jefatura total del Pueblo y sus Ejércitos (el subrayado es de Franco) el entronque con aquella Monarquía…». Y le ofreció palacio en Madrid, presupuesto, casa militar, casa civil y otras prebendas. Don Juan contestó sobriamente: «No acepto». Después, en 1948, hizo el sacrificio de enviar a su hijo a España para que se integrara en su patria. Sin la generosidad de Don Juan, la Monarquía no se habría restaurado en la nación española. Tal vez no hubiera estado de más que su nieto le dedicara una mención en el excelente discurso que pronunció.
Luis María Anson, de la Real Academia Española
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