Editorial

Feijóo consolida una mayoría por el cambio

En esta encrucijada, tan relevante como hacer méritos será no cometer errores, con socialistas y comunistas dispuestos a todo, sin que el respeto a una campaña limpia esté garantizado

La España política se desenvuelve en unas vísperas electorales que se prolongarán hasta cerrar el año con los comicios generales. En ese marco habrá que interpretarlo casi o absolutamente todo acerca de las idas y venidas de los partidos. Desde hace meses, excepto el CIS de Tezanos, al servicio de los intereses de Pedro Sánchez, los estudios demoscópicos independientes han recogido una inversión de la mayoría social hacia posiciones de centro derecha. Esa dinámica ha resultado paulatina en sus orígenes y se ha acentuado en las últimas semanas como respuesta a los desbarajustes de la izquierda gobernante, los enfrentamientos internos de los socios y por encima de todo los frutos amargos de una acción de gobierno deficiente, con una letanía de desgracias convertidas en una crónica negra. No se trata de repasar en este momento el pliego de cargos políticos contra este gabinete de coalición, de socialistas y comunistas, y de toda la alianza Frankenstein, cuya nómina de estragos resulta incomparable con cualquier otro ejecutivo de la democracia. Solo de ponderar que el origen de las expectativas electorales de lo que representan Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Irene Montero e Ione Belarra es la consecuencia de haber decepcionado estrepitosamente la confianza de una mayoría de la sociedad española. El sondeo de NC Report para LA RAZÓN, que publicamos hoy, constata la movilización del voto opositor, que reafirma además las expectativas de Alberto Núñez Feijóo y de su discurso centrado, pero contundente en el control al Gobierno. El PP ganaría hoy las elecciones con 139/141 escaños, y lideraría con distancia el bloque liberalconservador, que sobrepasaría la mayoría absoluta con 184/188 parlamentarios, con los 44/46 de Vox. Para los socios de gobierno, la foto fija demoscópica es desfavorable, con una caída muy notable respecto de sus resultados en las últimas generales. Ahora, el PSOE se quedaría en 94/96 parlamentarios y la ultraizquierda populista en apenas 24/26, prorrogando la hemorragia de sufragios. El bloque Frankenstein se contraería a niveles críticos hasta 150/155 diputados, muy lejos de los 176 de la mayoría absoluta. Se apunta como variable determinante el trasvase de electores dispuestos a confiar en el proyecto de Núñez Feijóo. Según el sondeo de LA RAZÓN, además de la desaparición de Ciudadanos –el 70% de sus sufragios apoyaría al PP–, el 11% de los electores socialistas y el 21%, de Vox, apostarían por la alternativa popular. Hablamos de 2,7 millones, que serían claves, y que constituyen el síntoma de un régimen en declive. En esta encrucijada, tan relevante como hacer méritos será no cometer errores, con socialistas y comunistas dispuestos a todo, sin que el respeto a una campaña limpia esté garantizado. En meses los españoles tomarán la palabra que la izquierda les ha negado. Gobiernos autonómicos y locales estarán en disputa. Será una primera vuelta de las generales. El país demanda ese cambio regeneracionista que se abre camino.