El trípode

De «feminista por socialista» a «machista por progresista»

Al Frente Popular gubernamental sanchista, que pregonaba su condición de «progresista y feminista», hace ya tiempo que se le ha caído de la boca este último calificativo

El largo puente de la Inmaculada y la Constitución ha estado protagonizado por el «caso Salazar», aderezado por el anunciado cese hoy por el Consejo de Ministros de Antonio Hernández, quien era su mano derecha en el megagabinete sanchista de Moncloa. Que un estrecho colaborador de su íntimo asesor Francisco Salazar reciba nombramiento y cese por el Gobierno reunido en Consejo y previamente anunciado con toda publicidad ya da idea clara de que se intenta tapar la hemorragia de voto femenino que está padeciendo el sanchismo. La causa, como es sabido, se debe a la cascada de casos que rodean a Sánchez con el común denominador de acoso y violencia sexual a las mujeres por parte de sus protagonistas. Y la reacción de las feministas del PSOE quejándose de que su partido haya estado 5 meses sin ni siquiera contactar con las mujeres denunciantes de ese acoso, con vejaciones que alcanzan la patología sexual. Al Frente Popular gubernamental sanchista, que pregonaba su condición de «progresista y feminista», hace ya tiempo que se le ha caído de la boca este último calificativo, a la espera de que, en aplicación de su autodenominación de «ser feminista por ser socialista», sea sustituida en mera coherencia por la de ser «machista por ser socialista». Lo que lleva asociado ser «progresista y feminista» es un oxímoron, es decir, una contradicción existencial. Tal parecería que la «familia política» de Sánchez –no la de Ferraz, sino la otra–, con su conocida actividad económica empresarial, hubiera permeado su entorno político con casos que llevan todos ellos el nombre de muy estrechos colaboradores suyos, y todos con ese patológico y machista proceder con las mujeres. La situación del gobierno sanchista, que carece de mayoría parlamentaria y que arrastra tres ejercicios presupuestarios sin ellos, es tan anómala como insólita en una democracia parlamentaria como es la española. Nunca se había vivido una situación como la actual en las 15 legislaturas constitucionales, lo que remite al actual PSOE y, por supuesto, al «plurinacional y progresista» grupo parlamentario del Congreso, que conforma la coalición social comunista en el gobierno. En cuanto al PSOE, se entiende perfectamente por qué sus anteriores dirigentes le cesaron en un histórico Comité Federal el 1º de octubre de 2016. Sin duda, para impedirle que hiciera lo que viene haciendo tras su triunfal gira «socialista, progresista y feminista» con el cuarteto del Peugeot. En cuanto al «sumatorio» comunista de Yolanda, sobran comentarios. Se quejan de los casos de corrupción, de los casos feministas de Errejón, Monedero, Ábalos, Koldo, Cerdán, Salazar, Hernández,… o de la cesión del Sáhara a Marruecos. Pero fuera de Moncloa «hace demasiado frío».