A pesar del...

Fernández Vara y los necesitados

Está lejos de ser cierta esa imagen simplista de Fernández Vara de que la política es como la Madre Teresa de Calcuta, especializada en socorrer a los más necesitados

Guillermo Fernández Vara es de lo mejor del socialismo patrio, pero las campañas electorales suelen conspirar contra la moderación y el respeto por la libertad de la gente. Hace poco, en Villafranca de los Barros, declaró que en las elecciones del 28 de mayo «no nos jugamos quién gana, sino qué ciudadanos ganan y quiénes pierden. Si ganan los que no necesitan de la política, malo para el resto, y ése debe ser el reto, ayudar a los que solo tienen la política para poder tener un proyecto de vida». Las falacias del líder socialista extremeño condensan el triple peligro que representa el populismo para el pueblo: la simplificación, la polarización y el desdén.

La comprensión de la complejidad del mundo real es letal para el populismo, como lo es para todas las variantes del antiliberalismo, por lo que necesita disfrazar la sociedad para que parezca un mundo sencillo y enfrentado. Así, para don Guillermo hay dos grupos de personas: las que necesitan de la política, y ganan con ella, contra el resto, que no la necesitan, y pierden con ella. Ambos grupos están polarizados en un juego de suma cero: si gana uno, pierde el otro.

Aunque es un bulo perdurable, cabe sospechar que su eficacia mengua en la medida en que una consecuencia de la expansión de la política es que más ciudadanos perciben que en los Estados modernos esos grupos no existen, porque la redistribución a gran escala hace que prácticamente todos los ciudadanos paguemos impuestos y recibamos beneficios del gasto público, sin que en muchos casos el saldo de esa extraña transacción impuesta desde el poder resulte diáfano, salvo que suele favorecer a los políticos, los burócratas y los grupos de presión. Está lejos de ser cierta esa imagen simplista de Fernández Vara de que la política es como la Madre Teresa de Calcuta, especializada en socorrer a los más necesitados.

Por fin, el populismo deja a menudo escapar su desaire hacia los ciudadanos, como se observa en esa frase del dirigente socialista sobre los que sin la política no pueden «tener un proyecto de vida». ¿Qué clase de imagen tiene don Guillermo de la gente? ¿Cómo puede pensar que sin la coacción del poder serán incapaces de tener no solo una vida sino un proyecto de vida?