Tribuna

Finlandia y la OTAN

El salto hacia las garantías de seguridad y defensa dentro de la OTAN evidencia cómo la Unión Europea aún no tiene capacidades geopolíticas o incluso geoestratégicas, centrándose su poder blando en la geoeconomía

El parlamento turco ha aprobado a finales de marzo la entrada de Finlandia en la Alianza Atlántica, no así la de Suecia, con ello se convierte en el miembro 31 de esa organización internacional de seguridad y defensa que nació en 1949. Eso supone un cambio importante en la política de seguridad y defensa finlandesa, es quizá el mayor cambio en la política exterior de ese país desde su ingreso en 1995 en la Unión Europea.

Finlandia tomó esa importante decisión por dos razones, principalmente, por el cambio en la opinión pública derivado de la guerra de agresión de Rusia sobre Ucrania y por la posición de los grupos políticos que acordaron que el sistema de seguridad del país era insuficiente ante una amenaza potencial de Rusia. En consecuencia, era preciso estar bajo el paraguas de una disuasión colectiva efectiva como la que presenta la Alianza. Es interesante observar que el rápido cambio de posición política es derivado por el cambio de percepción hacia Rusia, pero que pudiera no ser realista.

Finlandia tenía un acuerdo de asociación con la OTAN y su pragmática política exterior estaba enlazada solamente con la incipiente de exterior y de seguridad de la Unión Europea. El salto hacia las garantías de seguridad y defensa dentro de la OTAN evidencia cómo la Unión Europea aún no tiene capacidades geopolíticas o incluso geoestratégicas, centrándose su poder blando en la geoeconomía y las normas para el buen gobierno, o gobernanza.

La defensa nacional de Finlandia seguirá basándose en un servicio militar obligatorio y la doctrina de defensa territorial. Esto descoloca a esos políticos españoles que piensan que la supresión de ese servicio es algo progresista y avanzado.

No obstante, el cambio de asociado a miembro de OTAN convierte a Finlandia en un actor responsable en la defensa colectiva, no solo de su territorio. En consecuencia, deberá aportar medios y capacidades a las misiones de disuasión y defensa de la OTAN, no solo en el norte y centro de Europa, donde sería su tendencia natural, sino en los 360º y fuera de territorio OTAN.

Por otro lado, la integración en la estructura civil y militar de la Alianza, participación en el Consejo Atlántico y Comité Militar con sus representaciones permanentes correspondientes, en el Estado Mayor Internacional y en el Estado Mayor Militar Internacional, así como en los Cuarteles Generales de la Estructura de Mandos, supondrá un cambio notable para sus Fuerzas Armadas.

El desarrollo de sus capacidades militares ya no solo dependerá del gobierno, sino que deberá tener en cuenta el objetivo de capacidades militares de la OTAN con su plena integración en el planeamiento de defensa.

Otros aspectos que deberán ser reconsiderados son las dos estructuras nórdicas de cooperación en el ámbito de la defensa. La Nordic Defense Cooperation (NORDEFCO) que une a Finlandia junto con Suecia, Noruega, Estonia, los EEUU y el Reino Unido que también colaboran en la Fuerza Expedicionaria Conjunta (JEF) nórdica.

Por otro lado, en noviembre de 2022, Finlandia, Suecia y Noruega actualizaron su declaración de intenciones para reforzar el planeamiento operacional conjunto en áreas de interés común derivado de la situación de conflicto en el Este de Europa. Además, en marzo de este año las tres naciones citadas, junto con Dinamarca, acordaron unir sus 250 aviones de combate en una Flota Aérea Operativa Conjunta.

Finlandia que ha cultivado históricamente su neutralidad e independencia, solo aceptando coordinación de asuntos de seguridad con los países nórdicos y manteniendo el diálogo con Moscú, tendrá que cambiar su forma de resolver sus problemas de seguridad y acomodarse a la forma de tratar estos asuntos en OTAN, un proceso que con seguridad llevará años. En cuanto a Rusia, no le queda más remedio que coordinar asuntos de la larga frontera que tiene con Moscú.

Disfrutar del paraguas de seguridad colectiva, incluso nuclear, tiene sus ventajas, pero también sus compromisos derivados de ser un miembro capaz y fiable que puede llevar a las fuerzas armadas finesas a donde el nuevo concepto estratégico de la OTAN, aprobado en Madrid, les lleve como miembro, aspecto que es nuevo para esa Finlandia amante de su independencia y neutralidad.

Finalmente, la estabilidad del complejo de seguridad del Este de Europa se basaba hasta hace poco tiempo en la neutralidad de Finlandia y Ucrania, que aseguraba Sebastopol, la estabilidad en los Estados Bálticos que lo hacía en Kaliningrado, y la alianza con Bielorrusia. Hoy en día toda esa estructura que duró años se ha desmoronado, quedando Bielorrusia y lo que surja después de la guerra de Ucrania. Esta guerra no ha traído nada bueno a Europa.

Luis Feliu Bernárdez.General de Brigada retirado. Academia de las Ciencias y las Artes Militares.