La situación

El fondo y la forma

«Los dos candidatos mostraron su personalidad a través del comportamiento frente al rival»

La teoría sobre un debate electoral viene a establecer que lo importante es la explicación de las propuestas que cada candidato realiza, con la vista puesta en la siguiente legislatura. Esto, en efecto, es la teoría. Pero la práctica se parece muy poco a esa teoría bienintencionada.

Las propuestas aparecen en los programas electorales, fundamentalmente, y los partidos políticos las explican en entrevistas y en mítines. Pero en los debates, más allá de lo que se dice, lo que importa es cómo se dice. Y la forma en la que cada candidato se manifiesta es lo que queda marcado en la memoria de los espectadores –en los votantes– de forma indeleble.

La performance es un elemento determinante en el éxito o el fracaso de un candidato. Atacar o no hacerlo, interrumpir al rival mucho o poco, poner gesto agrio o irónico, sonreír o aparecer crispado… Estas opciones deben ser elegidas cuidadosamente para cada momento distinto del debate, porque dicen mucho de la personalidad de aquel o aquella que aspira a recibir el apoyo mayoritario de los ciudadanos en las urnas.

Jules Renard dejó dicho a finales del siglo XIX que «no puede haber, por un lado, la forma, y por el otro, el fondo. Un mal estilo es un pensamiento imperfecto». Y un debate electoral es el ámbito perfecto para que fondo y forma definan el nivel de perfección o imperfección de un pensamiento.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo fueron invitados en el debate de Atresmedia a mostrarse ante los españoles como son o como quieren ser vistos. Cómo se gestione esa situación es, claramente, una de las decisiones políticas más importantes que un dirigente adopta a lo largo de su carrera. Porque, por un lado, puede asegurarle o impedirle alcanzar el poder. Y, por otro, será parte determinante del legado que deje cuando lo abandone.

Por tanto, el debate ha resultado especialmente útil para que se cumpla ese propósito. Los dos candidatos mostraron su personalidad a través del comportamiento frente al rival, lo que permitirá a los votantes decidir qué tipo de presidente prefieren al frente del país.