
La situación
No a la guerra
«Se podría pensar que si gobernara el PP, con las mismas medidas que adopta Sánchez, las calles echarían humo»
En 2003, el presidente Aznar decidió meterse –y meter a España– en el avispero de Irak, siguiendo los pasos de George Bush. La foto de las Azores marcó un hito en aquel segundo mandato del gobierno del PP, que disfrutaba de una holgada mayoría absoluta en el Parlamento, pero que no contaba con el apoyo social necesario para ese asunto concreto, como reflejaban los sondeos de la época, y como evidenciaron las manifestaciones convocadas por la izquierda, bajo el lema «no a la guerra»: cientos de miles de personas exigían a Aznar que retirase a España de esa misión, justificada por las armas de destrucción masiva iraquíes, que nunca aparecieron.
En febrero de 2022, cuando Putin dio a su ejército la orden de invadir Ucrania, el gobierno español estaba comandado por el socialista Pedro Sánchez, y en él participaban varios ministros de Podemos. Moncloa decidió involucrar a nuestro país en la ayuda a los ucranianos, con dinero y armas. Y ahí se inició el choque interno en la coalición, porque Podemos, imbuido de nostalgia soviética, se negó a dar su visto bueno, y llegó a calificar a su socio socialista como «el partido de la guerra». Y hace unos días, la secretaria general podemita acudió a una cita con Sánchez con una camiseta que mostraba el ya caduco «no a la guerra», calificando al inquilino de La Moncloa como «el presidente de la guerra». En paralelo, decenas de artistas, actores y escritores firmaban el acostumbrado manifiesto con ese mismo lema.
Pero se echa en falta que esta vez, como en 2003, estas mismas personalidades y organizaciones políticas y sociales se sinceren convocando a los ciudadanos a las calles contra la ayuda de España a Ucrania y, por tanto, en apoyo a Rusia, y contra la disponibilidad para aumentar el gasto militar, como nos piden nuestros socios y aliados. Se podría pensar que no se sienten con la fortaleza suficiente para movilizar a la extrema izquierda contra un gobierno en el que participa la extrema izquierda. Y se podría pensar que si gobernara el PP, con las mismas medidas que adopta Pedro Sánchez, las calles echarían humo.
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