Editorial

Habrá referéndum si Sánchez lo necesita

Asomados al abismo, estamos en las peores manos en la hora más crítica. Conviene asumirlo y prepararse

Es la maldición de los ciudadanos que viven en Cataluña desde que el nacionalismo/independentismo copó de manera asfixiante el poder y centró el debate público y la vida cotidiana en todo aquello de la gestión ordinaria y extraordinaria que avivara el fuego de la tensión con el Estado. Obviamente, una parte significativa de la sociedad del Principado ha colaborado de forma voluntaria en que los problemas reales de la gente hayan sido relegados de la agenda de los partidos hasta prácticamente su eliminación. Por esa razón, en el Principado llevan años ensimismados con el dedo mientras la Luna cada día se alejaba más y más. Con la independencia convertida en un modo de vida lucrativo para una casta de elegidos, la precarización del día a día de los ciudadanos se ha concretado en la decadencia de una comunidad que ha sido atropellada en términos relativos y absolutos por otras regiones decididas a ganar el futuro. Lo peor es que Cataluña sigue sin aprender y parece dispuesta no ya a repetir los errores del pasado, sino a empeorarlos. El procés monopoliza de nuevo la discusión pública y deja sin espacio a asuntos tan críticos para la gente como la seguridad, la inmigración ilegal, la sanidad, la educación, la sequía y así un largo etcétera. El desfase ha alcanzado tal grado que se ha convertido en noticia crucial que el prófugo de la Justicia haya trasladado su refugio de Waterloo al sur de Francia, cerca de la frontera con España. O que, en otro rasgo de enajenación comunitaria, el separatismo haya planteado debates electorales fuera de nuestras fronteras para que Puigdemont pueda participar sin ser detenido. Con el golpismo supremacista envalentonado por sus victorias inapelables en la sedición, la malversación, los indultos y la amnistía, se ha demostrado a quienes habían depositado un mínimo de confianza en que el Gobierno, el PSOE y la izquierda dispusieran de algún límite moral o freno político que estaban equivocados. Sánchez ha conducido del ronzal a la democracia de todos a un tiempo de oscuridad y de peligro máximo para los derechos civiles y los cimientos constitucionales, incluido el de la integridad territorial por el que tantos millones de compatriotas entregaron sus vidas en el devenir de esta vieja nación. El referéndum de independencia que exige ERC como mensaje exclusivo de su campaña, pero también Junts, aliados de Moncloa, cuenta hoy con más posibilidades que nunca de convertirse en realidad. En páginas de Nacional adelantamos hoy que, si Salvador Illa quiere ser presidente de la Generalitat tras su previsible triunfo, Esquerra exigirá el compromiso por escrito de una consulta que ya ha estado sobre la mesa de los encuentros bilaterales. Quienes persiguen la destrucción de la España constitucional cumplen con el papel nefasto y suicida que la historia los reserva. Las negativas de Moncloa son tan manidas como sus mentiras y los incumplimientos de la palabra dada. Asomados al abismo, estamos en las peores manos en la hora más crítica. Conviene asumirlo y prepararse.