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Herencia antisemita del franquismo
«El antisemitismo evidente de la izquierda extrema española y de sus líderes hunde sus raíces últimas en el franquismo»
Helmut Kohl (1930-2017), canciller alemán durante 18 años, líder de los cristiano demócratas y amigo de Felipe González, tras lograr la reunificación alemana defendía que «un pueblo que no conoce su historia no puede comprender el presente ni construir el porvenir». Pensaba en el holocausto y en la partición del país, impuesta por los comunistas soviéticos. El ministerio de Asuntos Exteriores confirmó ayer la muerte de la española Maya Villalobo en la masacre perpetrada en Israel por los terroristas de Hamas, que la izquierda radical española elude condenar con contundencia, mientras coloca la carga de la prueba en el lado judío. Las ambigüedades, en el mejor de los casos, de Yolanda Díaz y de algunos de los suyos, han puesto en apuros al gobierno de Sánchez, que sí ha sido tajante con Hamas, al margen de que le parezca mejor o peor la respuesta de Israel.
La izquierda extrema –sin olvidar a Iglesias, Belarra y Montero– es heredera de un más que cierto antisemitismo franquista, insuflado en parte de la sociedad y que retrasó 40 años el reconocimiento diplomático del Estado de Israel hasta 1986, con Felipe González. Daniel Kutner, nacido en Buenos Aires, embajador de Israel en España (2015-2019), estudió el fenómeno en su tesis doctoral «Las relaciones de la España de Franco en el Mundo Árabe en la época del ministro de Relaciones Exteriores Martín Artajo», presentada en la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1986. Franco, proscrito en el concierto internacional, a través de su ministro Alberto Martín Artajo (1905-1979), logró que una serie de países árabes no respaldaran la condena de la ONU a España en 1946. Al mismo tiempo España se negó a reconocer a Israel. Todo se consolidó con una gira de Artajo por esos países en 1952 y alumbró el mito de «la tradicional amistad hispano-árabe» y la inoculación en la sociedad de la simpatía –teórica– hacia la causa palestina, frente a la tendencia occidental más proisraelí que, no obstante, critica algunas acciones de ese país. Es el mito en el que hunde sus raíces el antisemitismo de la extrema izquierda española. Así de sencillo. Es historia, la que algunos parecen ignorar y necesaria para comprender el presente y construir el futuro, como decía Kohl.
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