Canela fina

Homo homini lupus

«La carta de Pedro Sánchez, con la que pretende convertirse en víctima, puede ser una finta política, o puede ser la reacción de un hombre deshabitado»

Tal vez sólo sea una finta y, como afirman los dirigentes del Partido Popular, Pedro Sánchez no pretenda otra cosa que convertirse en víctima ante una opinión pública claramente hostil. El presidente del Gobierno ha demostrado especial habilidad política para sortear situaciones delicadas. Sufre ahora el acoso de una oposición implacable mientras camina sobre la cuerda floja de los veinte partidos, dos de ellos de derechas, a los que debe contentar para mantenerse en la silla curul del palacio de la Moncloa.

Quizá se trate, sin embargo, de algo más profundo: del hartazgo de un poder político agobiado por crecientes presiones familiares, zarandeado por los medios de comunicación, los empellones permanentes de la oposición parlamentaria, la agresividad popular en las calles y en los actos públicos, el desdén intelectual... Recuerdo que, en 1978, tras una larga conversación con Adolfo Suárez sobre el tiempo en la presidencia del Gobierno se negó airadamente a que se incluyeran limitaciones en la Constitución y me dijo: «Voy a estar en la presidencia hasta el año 2010». Se derrumbó sobre él, sin embargo, en poco tiempo, la realidad, ganó por los pelos una moción de censura, y cuando tuvo conciencia de que una decena de diputados de UCD le votarían en contra, se fue a la televisión y dimitió.

Plauto deslizó en su Asinaria, hace dos mil cuatrocientos años la frase sobre la que hoy medita Pedro Sánchez: Homo homini lupus. El hombre es para el hombre, un lobo. Zarandeado por su leviatán de conocimientos. Thomas Hobbes plagió la frase en De Cive. Es posible que la jauría de lobos haya conseguido que Pedro Sánchez, malherido por los mordiscos, harto de tanto acoso, con sus colaboradores en shock, tire la esponja. Es posible también que alguien le haya recordado la sabiduría de Séneca: Homo homini sacra res, el hombre es para el hombre, cosa sagrada. Inútil especular, en fin, sobre la insólita carta del presidente, propia del César, porque carecemos de información seria. Esperemos que el lunes se aclare si estamos ante una finta de habilidad política o ante la fatiga de un hombre deshabitado.

Luis María Anson, de la Real Academia Española.