Sin Perdón

El honor de Pérez de los Cobos

«Fernando Grande-Marlaska no solo había cometido un error, sino una enorme injusticia al destituirlo»

Me ha alegrado mucho la sentencia de la Sala de lo Contencioso del Supremo anulando el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos. En su momento me pareció que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, había cometido no solo un error, sino una injusticia enorme al destituirlo como responsable de la comandancia de la Guardia Civil de Madrid con un argumento tan inconsistente como es la «pérdida de confianza». Pérez de los Cobos es uno de los oficiales más prestigiosos del Cuerpo. Le avala una trayectoria y formación impresionante. Estaba llamado a ser teniente general. No existía ninguna razón objetiva que impidiera que culminara una carrera tan brillante alcanzando el grado más alto del escalafón. No solo el prestigio que tiene entre sus compañeros, sino su calidad humana le hacían merecedor de ello. He de aclarar que no le conocía personalmente, aunque tengo un gran afecto y admiración por su hermano Paco, que es un jurista extraordinario. El antiguo presidente del Constitucional es uno de los mejores laboralistas de nuestro país y ha mostrado siempre una gran calidad humana. Es algo que debe ser, sin lugar a duda, una característica en esa familia de abnegados servidores públicos.

Pérez de los Cobos no ocupaba un cargo político, sino un destino de acuerdo con su rango, preparación y experiencia. No había un coronel con mejor cualificación para ese destino. Nunca entenderé el comportamiento de Marlaska que ha sido, además, magistrado de la Audiencia Nacional. Otra cuestión es que hubiera sido su secretario de Estado, donde podía aplicar ese concepto tan poco jurídico como es la pérdida de confianza e, incluso, no tenía que dar ninguna explicación. No podemos aceptar que la asignación de los destinos responda a criterios arbitrarios. Las decisiones tienen que estar sólidamente motivadas. El honor del coronel está más que repuesto, aunque nunca estuvo en duda entre sus compañeros y una gran parte de la sociedad que contempló asombrada la decisión del ministro. No sé cómo se resolverá esta injusticia y espero la lectura de la sentencia del Supremo. Me gustaría que el ministro propusiera inmediatamente su ascenso a general, que es el rango que siempre se ha merecido Diego Pérez de los Cobos. Un digno oficial de la Benemérita y un hombre de bien.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)