El trípode

Sin honra y sin barcos para navegar

Tras la fallida investidura de Feijóo, ahora le toca el turno a Sánchez, quien se ha permitido descalificar durante un día sí y otro también el intento fallido de investidura

Tras la fallida investidura de Feijóo, ahora le toca el turno a Sánchez, quien se ha permitido descalificar durante un día sí y otro también el intento fallido de investidura, calificándolo de «fake» y de «pérdida de tiempo». Al parecer, debe creer que dispone del monopolio de esa propuesta, por lo que el Rey debe concedérsela solo a él.

Se deberá a su mérito de ser el primer presidente (en funciones) que ha perdido las elecciones en 27 años. Y frente a Feijóo, que pudo acreditar 172 apoyos, 20 más que los suyos, ya que sus aliados parlamentarios –tan españoles ellos– se negaron a acudir a la Zarzuela en cumplimiento del artículo 99 de la Constitución. Pero el autócrata se cree ungido por un poder tal que se atreve a acusar a su rival nada menos que de «mentiroso», lo que ya es suficiente para conocerle, tratándose de quien es un aventajado discípulo del «Príncipe de la mentira».

Ahora, el nuevo aspirante va a alejar de estas fechas de octubre su súplica de apoyo a los golpistas por ser demasiado evocadoras de aquel octubre de 2017 en el que no consideraba de la misma forma que ahora estos acontecimientos que, al parecer, son un simple «conflicto político» a resolver por vías como el diálogo y la negociación, apartando a la Justicia de su calificación, por no deber entrometerse en ese tipo de cuestiones. Su radical cambio de opinión al respecto constituye un gran fraude y engaño a los electores españoles por el que debería responder algún día ante la Justicia y con seguridad ante la Historia.

No es ocioso tampoco hacer referencia a la anormal situación en que el candidato Sánchez coloca al Jefe del Estado, ya que para aportar más de los 172 apoyos obtenidos por Feijóo en su fallido intento debe ceder a unas exigencias que el prófugo residente en Waterloo ha hecho públicas y que son manifiestamente inconstitucionales. Aunque con toda probabilidad unos y otros estén mintiendo para conseguir seguir aferrados al poder y avanzar en su agenda política destructora de España.

Lo cierto es que para mentiras, engaños y fraudes, el sanchismo tiene en su seno a discípulos aventajados, como el acreditado «hombre de paz» Otegi, Puigdemont y cia., sin olvidar al PNV, doctorado cum laude en la materia, que tras pactar con una mano la Ley de Presupuestos con el Gobierno, votaba la moción de censura con la otra para que Sánchez gobernara tranquilamente con esos presupuestos. Unos y otros van a quedar sin honra y sin barcos para navegar. Siempre les quedará un Óscar Puente.