Sin Perdón

Humza Yousaf I de Escocia

«La paradoja de Escocia radica en el hecho de que, tras resistir durante siglos el dominio inglés, ahora se enfrenta a una sustitución demográfica y a ser gobernada por musulmanes pakistaníes»

He estado repasando mis libros de historia sobre Escocia en busca del clan MacHumza o MacYousaf, pero no los he encontrado. Por supuesto, acudí al imprescindible «Debrett’s peerage & baronetage» y no aparece ninguna línea nobiliaria referida a Humza Yousaf, el nuevo líder del nacionalismo escocés. El «Debrett’s» lleva 250 años ofreciendo una información muy precisa sobre la Familia Real y el sistema de títulos británico. Tengo los dos primeros que se editaron, así como algunos posteriores. Actualmente hay unos 3.000 pares hereditarios y vitalicios, así como baronets. El clasismo británico, incluido el escocés, es fascinante. No hay más que ver como aceptan con fervor a la familia más disfuncional, llena de privilegios y complejos, porque representa las tradiciones nacionales. Es un elemento de unión en un país tan complejo. Los «Debrett’s» separaban inicialmente los títulos en función de cada una de las naciones que componen el Reino Unido. Es muy interesante porque muestra la etiqueta, que es muy importante ahora que es una nación en decadencia como cuando fue un imperio. Hay muy pocos británicos, incluidas las clases bajas, que no sueñen con un título nobiliario o recibir una condecoración que les convierta en caballeros.

Un depurado ejemplo de ese arribismo social capaz de alcanzar el nivel más exquisito es la familia de la actual princesa de Gales. Son los típicos nuevos ricos que destinan importantes recursos a la formación y ascenso social de sus hijos consiguiendo el premio gordo. Hace unos años hubiera sido impensable, pero ahora todo el posible. Eduardo VIII tuvo que renunciar a la Corona y sufrió la cruel marginación por haber elegido a una divorciada mientras que Carlos III hizo lo mismo y en unos días será coronado. No sé quién es peor si Camilla o Wallis Simpson. En el pasado se limitaban a darle un título a la amante y algún ducado a los hijos que tenían con ella. Por ello, no hay que sorprenderse, porque el líder del independentismo escocés sea un musulmán de origen pakistaní. Es una paradoja curiosa, porque Carlos III tiene un origen infinitamente más escocés que el nuevo ministro principal de Escocia. Su abuelo, Jorge VI, se casó siendo duque de York con lady Isabel Bowes-Lyon, hija del XIV conde de Strathmore y Kinghorne. Una importante familia nobiliaria escocesa. Me podría remontar más atrás, pero este dato pone de manifiesto la profunda transformación que ha sufrido el Reino Unido, así como la paradoja de que el representante de la histórica lucha de Escocia por su independencia no tenga orígenes escoceses.

La relación entre Inglaterra y Escocia ha sido siempre muy complicada, aunque los valientes soldados escoceses tuvieron un papel importante en las guerras imperiales emprendidas por el Reino Unido desde la unión dinástica entre ambos reinos en la figura del hijo de María Estuardo. No me puedo olvidar del apoyo escocés a Carlos I y sus hijos, aunque con las traiciones habituales, las guerras jacobitas y la brutal pacificación del duque de Cumberland. Es bastante evidente, acudiendo estrictamente a la Historia, que tanto Escocia como Irlanda han querido ser independientes, aunque su rey legítimo fuera el soberano inglés. Toda esa lucha se convierte en una divertida caricatura histórica gracias al nuevo líder del independentismo, porque no es un Estuardo, un Campbell, Donald, MacDuff, Mackinnon, Lamont, MacLachlan, Mac Neill o miembro de cualquiera de los numerosos clanes. Es difícil tomárselo en serio cuando levante su voz para reivindicar esa rica historia y los sufrimientos de los escoceses en manos de los crueles ocupantes ingleses. La razón es que la reivindicación independentista se basa, fundamentalmente, en esa Historia que se remonta a los pictos. Unos fueron romanizados y los otros permanecieron independientes mostrando un valor que obligó a que Roma trazara los muros de Adriano y Antonino Pio. Este último tuvo una corta duración. Todo el mundo ha visto la película «Braveheart», que es la versión de Hollywood de las épicas aventuras de William Wallace, el rebelde escocés que luchó por la independencia de Escocia. Por supuesto, no pretende ser históricamente fiable, aunque refleja la crueldad de aquella lucha que se prolongó durante siglos.

Humza Yousaf ha anunciado que luchará por conseguir la independencia y reincorporarse a la Unión Europea. Por supuesto, insiste en esa tontería, al igual que los nacionalistas catalanes, de que el gobierno del Reino Unido niega la democracia en Escocia. No parece que sea un jacobita huyendo por las Tierras Altas perseguido por los crueles soldados del duque de Cumberland. La paradoja de Escocia radica en el hecho de que, tras resistir durante siglos el dominio inglés, ahora se enfrenta a una sustitución demográfica y a ser gobernada por musulmanes pakistaníes. Me encanta. Si bien los movimientos migratorios son naturales en la historia humana, lo que ha ocurrido en Europa es una anomalía demográfica sin precedentes y planificada deliberadamente. Las viejas naciones llenas de historia y de problemas acabaran gobernadas por descendientes de los territorios que dominaron y colonizaron con gran crueldad. A Humza Yousaf le sucede lo mismo que hemos visto en otros casos. Algunos independentistas catalanes no nacieron en Cataluña o lo hicieron siendo hijos de familias que llegaron del resto de España. Es el complejo del inmigrante que se vuelve independentista para sentirse integrado. Tenemos varios casos en el Congreso de los Diputados. Tal como está mi tierra, en cualquier momento veremos a un descendiente de chinos o marroquíes convertido en presidente de la Generalitat y explicándonos que Cataluña lleva mil años oprimida por los castellanos. Ni me sorprende ni escandaliza escuchando a personajes como el presidente mexicano criticando la colonización y defendiendo a aquellos angelicales aztecas que hacían sacrificios humanos y oprimían al restos de pueblos que vivían en Centroamérica.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)