Canela fina

La imputación del Supremo a Puigdemont

«Los jueces independientes están desbaratando los acuerdos de Sánchez con los partidos independentistas, dos de extrema Izquierda, Bildu y ERC; dos de derechas, PNV y Bildu»

A pesar de las declaraciones rotundas de Pedro Sánchez o de las solapadas de Feijóo o las cínicas de la teniente fiscal con el Constitucional al acecho, la Sala Penal del Tribunal Supremo ha decidido por unanimidad investigar al prófugo golpista Carlos Puigdemont por un delito más: el de terrorismo. La abrumadora mayoría de los fiscales del alto tribunal, así como las más destacadas representaciones de la judicatura se manifestaron en la línea que ahora ha emprendido el Tribunal Supremo, reconocido por todos desde hace tres siglos como ejemplo de independencia y profundo conocimiento de las leyes.

Los políticos como el resto de los ciudadanos deben someterse ante los jueces, recordando la frase célebre de Cicerón en De Officiis: «Cedant arma togae», que las armas cedan ante las togas. La decisión del Tribunal Supremo ha desarticulado la operación de Pedro Sánchez que prometió el oro y el moro, también la dignidad de España, para arrancar por los pelos su investidura en el Congreso de los Diputados. El sanchismo supo desde hace cinco años que se enfrentaría con graves dificultades si no sometía el poder judicial al ejecutivo, al mejor estilo marxista. Aunque en opinión de algunos ha conseguido cuartear al Tribunal Constitucional, jueces y magistrados han resistido los embates sanchistas y han mantenido la separación de poderes, conforme a la Constitución, así como la independencia en la administración de Justicia. Pedro Sánchez sabía lo que podía ocurrir y por eso sigue luchando denodadamente para controlar el poder judicial. Está claro que no lo ha conseguido y la decisión del Tribunal Supremo compromete, al menos en parte, su acuerdo con Puigdemont, convenientemente retocado y consistente en que el prófugo regrese a Cataluña en triunfo, absuelto de los delitos que cometió a lo largo del proceso independentista catalán, conforme a la ley de Amnistía, aprobada ayer por el Congreso de los Diputados.

La convocatoria de elecciones en el País Vasco y Cataluña ha enrarecido la situación. Parece un despropósito pretender gobernar teniendo que complacer a los quince partidos de Sumar y a los cuatro independentistas, dos de ellos de extrema izquierda, Bildu y ERC, y dos de derechas, PNV y Junts.

Las elecciones generales tocan ya a rebato. Sánchez se resistirá como una pantera de Java a convocarlas, pero tal vez no le quede otro remedio que ceder en otoño, porque si no, quizá se tropiece con una moción de censura.

Luis María Anson, de la Real Academia Española.