
A pesar del...
Izquierda superior
Dirá usted: robar está mal. Pues, depende. Si soy un ladrón socialista que robo por el bien colectivo, entonces no está mal
La periodista Marta Nebot afirmó en un artículo en «Público»: «La izquierda tiene estándares morales superiores. Eso nos contamos una y otra vez y tiene sentido. No es lo mismo creer en el bien individual liberal que en el bien colectivo. No es lo mismo robar cuando se cree en el sálvese quien pueda que hacerlo cuando se defiende la justicia social para tod@s».
Sospecho que la crítica más severa que puede formularse a semejante argumentación estriba en prestarle atención. Con sus propias premisas, en efecto, el desmontaje intelectual del socialismo de variopinta condición es bastante sencillo. Veamos.
La lógica criminal del nazismo partía de la idea fundamental de la superioridad moral. Creían realmente que los judíos eran malos, eran una raza inferior, y una amenaza para el país. Y uno no convive apaciblemente con gente inferior y peligrosa. Al contrario, lo plausible es, de entrada, robarles, porque, además, resulta que son ricos.
Dirá usted: robar está mal. Pues, depende. Si soy un ladrón socialista que robo por el bien colectivo, entonces no está mal. Por eso los chamanes del PSOE maldicen los delitos de Luis Roldán (por no hablar de progres más actuales), pero no los de Chaves y Griñán, porque el latrocinio de los ERE plasmaba un anhelo de justicia social. Si la ley los condena, entonces lo socialmente justo es que Pumpido contribuya a resolver el desaguisado.
Porque, siguiendo a la señora Nebot, lo importante es lo colectivo y no el «sálvese quien pueda», que es como llaman los fascistas de todos los partidos a la libertad. Entonces, si se propician ideales socialistas, está bien robar. Y está mucho mejor si es para evitar que venga la gran amenaza de los moralmente inferiores: la derecha.
Lo que resulta aún más interesante del caso es que la lógica progresista no tiene por qué detenerse en las violaciones del Séptimo Mandamiento. ¿Por qué no del Quinto? ¿Por qué no de todos?
La activista norteamericana Suzanne Ross expuso en una ocasión un patrón argumental análogo al de la señora Nebot cuando alguien, visitando un hospital psiquiátrico de la dictadura cubana, gritó: «¡Este sitio es repugnante: la lobotomía es horrible!». Ross, una de las muchas personalidades estadounidenses que respaldaron la tiranía castrista, le aclaró las cosas: «Debemos comprender que existen diferencias fundamentales entre las lobotomías capitalistas y las lobotomías socialistas».
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