
A pesar del...
José María Marco y la nación recuperable
No se trata de reeditar el viejo nacionalismo español sino de restaurar una relación entre nación y política basada en la libertad y el respeto a los derechos de las personas
El último libro del pensador José María Marco –Después de la nación. La democracia española de 1978– es un volumen breve y enjundioso que plantea una hipótesis inquietante: España va dejando de ser una nación.
Su punto de partida son los años 1970, y en particular la Constitución, porque en esos años se produjo «una revolución que en muy poco tiempo y sin violencia acabó con los principios que hasta entonces organizaban la vida en común», principios que tenían que ver con la educación, la familia, la religión, y la nación.
Es verdad que nuestra Carta Magna habla de Nación al principio, y la declara única e indisoluble, pero seguidamente introduce el término «nacionalidades» y termina por marginar a la Nación en aras del Estado. Apuntó Pedro de Tena en Libertad Digital que en todo ello latía un prejuicio: «obsesionados con desvincular la realidad de la nación de toda continuidad del régimen franquista, se perdió de vista la necesidad sine qua non que toda democracia tiene de una nación real».
Este proceso iba a profundizarse con el paso del tiempo, dado el giro de la izquierda hacia el populismo sectario y el fortalecimiento de los nacionalistas, que han desembocado en una nación española reemplazada por Europa, de una parte, y las autonomías, por otra. Marco lamenta que el otro lado del río ideológico haya sido a este respecto estéril, porque «la derecha convirtió en un hábito existencial, una compulsión, el pedir a la izquierda su absolución en términos ideológicos, culturales y estéticos».
¿Cabe, pues, la recuperación de la nación, o hay que dejar atrás toda esperanza? Sostiene José María Marco: «la nación, aunque oculta, sigue vigente». Evoca las palabras de Juan Carlos I en noviembre de 1975: «La Patria es una empresa colectiva que a todos compete. Su fortaleza y su grandeza deben de apoyarse por ello en la voluntad manifiesta de cuantos la integramos». Y el rey Felipe VI habló en su discurso de Navidad hace poco de la importancia del bien común.
No se trata de reeditar el viejo nacionalismo español sino de restaurar una relación entre nación y política basada en la libertad y el respeto a los derechos de las personas. José María Marco nos invita a buscar en ese marco «una democracia basada en la comunidad nacional española».
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