Parresía

El juez pide respeto

Pensad que lo de Begoña Gómez es algo nunca visto en nuestro continente, así como la reacción del marido, que no solo no dimite, sino que le pide a su país que le vote en masa, para vengar la afrenta.

Todo llega en esta vida, amigos. Por fin acaba la última de las campañas electorales que hemos ido encadenando desde no sé cuándo. Por fin los europeos empiezan a votar para renovar su Parlamento comunitario. ¡El domingo está al caer! Un par de días y, con un poquito de suerte, nos olvidaremos de las urnas un rato. Ayer pasé unas horas en la capital comunitaria, en su mismo epicentro, informando del arranque electoral.

Y me preguntaba cómo verán, desde Bruselas, los tejemanejes españoles. Qué pensarán en esos despachos de la citación de la mujer del presidente del Gobierno español, en calidad de imputada. Qué opinarán, sobre todo, de la reacción de Pedro Sánchez, que lleva ya dos cartas a la ciudadanía para acusar a la derecha y a la ultraderecha de los problemas en su casa, incluso para señalar al magistrado que ha osado investigar a Begoña Gómez. Magistrado que, ante tanta alusión y señalamiento, se ha revuelto –esto también es insólito– para defender su trabajo y recordarle al Gobierno de turno, en una providencia, que ninguna ley indica que él tenga que frenar una investigación en curso porque haya unas elecciones a la vista, ¡acabáramos! El CGPJ está preocupado por la independencia de los suyos, lo veremos el lunes, cuando se reúna. ¿Les sorprenderá a nuestros vecinos tantos movimientos judiciales favorables o inoportunos –según quiénes los hagan– para el mandatario español?

Pensad que lo de Begoña Gómez es algo nunca visto en nuestro continente, así como la reacción del marido, que no solo no dimite, sino que le pide a su país que le vote en masa, para vengar la afrenta. Igual de inusual resulta que un juez tenga que defenderse por hacer su trabajo. Mas allá de los titulares sobre Begoña Gómez, habría que resaltar que esta última campaña electoral –en teoría, la más alejada de nuestra realidad nacional– ha sido, en esencia, un pulso mayúsculo entre Sánchez y Feijóo. Quien lo pierda, saldrá tocado y quizá hundido definitivamente.

Nunca el PP lo ha tenido tan fácil para acorralar a su rival político, visto lo visto en los últimos días. Y precisamente por eso, si el próximo domingo los populares no ganan de forma contundente, Feijóo tendrá un problema, y habrá Sánchez para rato en la Moncloa. El presidente de las siete vidas, manual de resistencia en mano, puede llegar a comerse en las urnas a Sumar, pero el PP no puede decir lo mismo de VOX. La victoria de los populares debería ser contundente. En cuanto sepamos el veredicto de las urnas, empezarán nuevos capítulos, imagino que también inéditos, sobre el nuevo Gobierno catalán. Pero eso ya será la semana que viene. ¡Cojamos aire!