A pesar del...

Lecciones británicas para Warren

El intervencionismo ha resultado en Gran Bretaña, igual que en todas partes, un desastre que ha frenado la productividad y el crecimiento

Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, puede aprender todas las lecciones preguntándose por qué han obtenido los laboristas británicos una victoria tan espectacular, mientras que el PSOE ha perdido casi todas las elecciones celebradas en España bajo el mandato de Warren, y, si Dios y las trabajadoras quieren, perderá también las próximas generales.

Sin duda la izquierda del Reino Unido, igual que la española, fue amablemente socorrida por la derecha. Todos recordamos aquí el nefasto gobierno del trío calavera, Rajoy-Montoro-Guindos, igual que el pueblo británico votó a los laboristas en 2024 con plena conciencia de su tradición intervencionista. Pero, como apuntó Ryan Bourne en el American Institute for Economic Research, «Sunak fue cómplice del crecimiento del Estado y la agresiva subida de los impuestos. De hecho, cuando fue ministro de Hacienda, la presión fiscal en el Reino Unido llegó al nivel máximo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Después, como primer ministro, congeló las tarifas del impuesto sobre la renta, lo que, con la inflación, desembocó en el mayor incremento oculto de la presión fiscal en la historia del país. Y todo para financiar un Estado que supera el 40 por ciento del PIB, el más grande desde la revolución thacheriana, con unos conservadores que promueven más regulaciones en todo, desde los mercados digitales hasta el fútbol, más intervencionismo por doquier y hasta la completa prohibición de fumar». En suma, los votantes dieron la espalda a un partido que no tiene nada que ver con el liberal de Margaret Thatcher.

Por supuesto, lleva razón el Wall Street Journal, que advirtió contra el error de confundir al actual Partido Laborista con un partido liberal. No lo es, y aunque Keir Starmer pueda sonar a veces como un liberal, en realidad es una nueva versión del socialismo más moderado, como lo fue el también exitoso Tony Blair en la segunda mitad de los años 1990 –o, más cerca de nosotros, Felipe González en la década anterior.

El intervencionismo ha resultado en Gran Bretaña, igual que en todas partes, un desastre que ha frenado la productividad y el crecimiento. Veremos qué hacer Starmer, pero no es probable que el pueblo compre allí recetas mágicas, como se vio con Liz Truss.Y tampoco bulos aquí, como se ha visto con Warren.