Tribuna

¡Es la libertad, estúpido!

Cualquier chispa, desbordamiento de un conflicto o de la guerra de Ucrania podría escalar de manera incontrolada hasta llegar incluso a un holocausto nuclear

Gustavo de Arístegui, diplomático

En 1992 el entonces gobernador de Arkansas, William Jefferson Clinton le espeto a George BUSH padre «¡es la economía, estúpido!» es decir que lo que de verdad importaba a los estadounidenses era la economía y no haber liberado Kuwait o la política exterior. Lo cierto es que Clinton lo tomó prestado de Reagan y de su célebre debate de 1980 con Carter. Pero lo que pone de manifiesto es la creciente e irreversible rivalidad entre dos gigantes, que, además, tienen valores y principios muy distintos. Casi nadie se atreve a criticar a China, pero lo cierto es que China está tensando la cuerda para medir la respuesta de su adversario.

Es extraordinariamente triste que el jefe de Estado de una nación que no es miembro de la UE nos haya recordado a quienes si lo somos, con una emoción y vehemencia a la altura de la tragedia que vive nuestro continente lo que supone ser europeo. Su discurso se centró en nuestros valores comunes y los pilares esenciales sobre los que se cimentan nuestras sociedades, la democracia y la defensa sin complejos de los derechos y libertades fundamentales, los derechos humanos. El presidente Zelenski supo adaptar su discurso a la audiencia y la mayoría del extraordinariamente heterogéneo Parlamento Europeo le aplaudió, casi unánimemente, con un entusiasmo inusual en esa institución. Zelenski está tocando la fibra sensible del mundo libre, incluso cuando pide (a veces exige) armas y pertrechos a occidente, con frases tan impactantes como los cazas que está pidiendo «serán las alas de la libertad».

La agresión rusa a Ucrania, el expansionismo chino, el apocalíptico aventurerismo norcoreano, el terrorismo de todo tipo, el islamismo yihadista y las dictaduras regidas por esa ideología, con Irán como exponente máximo, o las dictaduras populistas que proliferan por doquier, debería recordarnos lo frágil que es la libertad, la paz, la estabilidad y la seguridad. Lo que nos coloca al borde del abismo de una escalada apocalíptica es el apaciguamiento, la complacencia e incluso la complicidad con esos regímenes y no la firmeza frente a la barbarie y la tiranía. Me preocupa extraordinariamente la actitud de los extremismos políticos, la extrema derecha y la extrema izquierda se oponen a la ayuda que Europa y algunas democracias del mundo (casi todas ellas occidentales) damos a Ucrania. Los partidos más intolerantes consideran a Putin un paladín de sus causas, una vez más se confirma que los extremos no sólo se tocan, en este caso se fusionan en el mismo fanatismo disparatado.

El incidente del globo espía chino derribado injustificadamente tarde sobre el Atlántico después de recorrer Alaska parte de Canadá y los EEUU casi enteros, es mucho más grave de lo que se ha indicado y revelador de los alarmantes derroteros que está tomando la geopolítica mundial y la débil y dubitativa respuesta de la actual Administración estadounidense. La proliferación de incidentes parecidos en los últimos días, o el dato espeluznante que el Departamento de Justicia de los EEUU y el FBI abrieron un caso de investigación criminal por espionaje cada 7 horas (!!!), no hace más que confirmar de manera dramática la creciente agresividad china contra occidente.

China está encajonada por la geografía y tiene cuellos de botella logísticos que en caso de guerra debilitan extraordinariamente su posición militar y de proyección de fuerza. Casi el 70% del comercio exterior chino y sus suministros energéticos pasan por el estrecho de Malaca, el más transitado del mundo y por el que transita el 25% de todo el comercio mundial. Esto se conoce entre analistas de geopolítica como «El dilema de Malaca» y que es una verdadera obsesión del alto mando chino.

Para que China pueda efectivamente proyectar su fuerza sin obstáculos, necesita perentoriamente abrirse un canal de salida hacia el este a través del Pacífico oriental y hacia el sur a través del Mar del Sur de China creando un rosario de bases aeronavales y estacionando allí barcos, cazas y tropas, extendiendo su presencia a Sri Lanka y hasta la República de las Maldivas. China y Rusia no ocultan su ambición de establecer bases permanentes en la costa Atlántica africana (ya andan en ello) para tener el continente americano, y especialmente los EEUU a tiro de sus flotas y de sus misiles de alcance medio, los balísticos los pueden lanzar de casi cualquier parte de su territorio o desde sus submarinos lanzamisiles balísticos intercontinentales (llamados «Boomers» lanzadores de ICBM en la jerga militar).

El mundo se encuentra en una situación muy delicada, de peligro extremo me atrevo a decir. Cualquier chispa, desbordamiento de un conflicto o de la guerra de Ucrania podría escalar de manera incontrolada hasta llegar incluso a un holocausto nuclear. Pero, aunque no lleguemos a esa locura, nuestras democracias y valores de libertad y derechos humanos están en serio peligro. No cabe duda de que la economía sigue siendo esencial para toda la humanidad, pero hoy más que nunca, además de la economía, ¡es la libertad, estúpido!