Y volvieron cantando

López, paracaidista de dudoso recorrido

A estas alturas de la película política madrileña produce auténtica perplejidad ver a un opositor a la lideresa popular enarbolando los mismos clichés que resultaron inútiles a los Lobato, Pepu Hernández, Reyes Maroto o Pablo Iglesias

A pocos días para el congreso regional del PSM el nuevo «caballito blanco» sacado de la chistera sanchista ya nos ha mostrado la receta para recuperar el poder perdido hace casi treinta años, el insulto personal y la degradación del discurso político. Óscar López, ministro de Transición Digital embarcado en labores de oposición a Díaz Ayuso con toda la potencia de tiro que le brinda la maquinaria de propaganda monclovita, es uno de esos «paracaidistas» de la política al que se le ha empujado desde el portón del avión con correajes raídos y la encomienda de caer sobre territorio madrileño, pero con la razonable duda de saber si tocará suelo de pie o más bien rompiéndose la crisma.

López aterriza señalado por el dedo de Sánchez –que está por ver si apuntaba hacia arriba o hacia abajo– y lo hace sin salirse un milímetro del argumentario gubernamental a propósito de los «bulos» y los «fachas», pero sobre todo llega con el currículum de haber fracasado ya como candidato socialista en unas elecciones castellano leonesas y resultando todavía un perfecto desconocido como político y como gestor en la Comunidad que con mayoría absoluta gobierna Díaz Ayuso. Tan es así, que hace unos días cuando acudía a la capilla ardiente de Marisa Paredes el elenco de periodistas que allí se encontraba, ni siquiera atendió al ademán del ministro por detenerse para brindar unas puntuales declaraciones sobre la finada.

A estas alturas de la película política madrileña produce auténtica perplejidad ver a un opositor a la lideresa popular enarbolando los mismos clichés que, frente a una incontestable hoja de servicios en la gestión del gobierno del PP respaldada por una mayoría de ciudadanos, ya resultaron inútiles a los Lobato, Pepu Hernández, Reyes Maroto, Pablo Iglesias y todo un elenco de almas políticas en pena cuya mayor aproximación para ilusionar a los ciudadanos no pasaba de las «alertas antifascistas» y algunas otras ocurrencias, incluidos casquillos de bala con sangre de gallina. López no haría mal en reparar, por ejemplo, en las razones por las que, en unos comicios en plena pandemia el debate «progres» contra «fachas» cedió ante el debate «apertura o cierre» en una región donde tanta gente vive de la hostelería y restauración. Esas son, ministro-candidato, las cosas serias y a partir de ahí, a tomarse un whisky o fumarse un puro.