Mar en calma

Madre Patria

Renegar de la patria es tan miserable como despreciar a quien te dio la vida

Disfraces lúgubres, maquillaje macabro y todo tipo de figuras alegóricas de muerte y fantasmas, son parte de esa gran tela de araña en la que caemos como moscas, nunca mejor dicho. El tenebroso reino de los muertos está quitando protagonismo a nuestro día de Todos los Santos.

Los países anglosajones han contagiado al mundo entero el día de las calabazas con ojos y boca iluminados, las galletas en forma de simbólicas siluetas, los colores naranja y negro o el famoso «truco o trato». Pocos escapamos a esta «terrorífica» tradición. Sobre todo cuando hay niños en casa.

Ojalá los españoles difundiéramos con la misma vehemencia y convicción nuestro día, el día de España. Pocos recordamos las victorias desde este lugar del mundo. En Numancia y Sagunto, por ejemplo, en aras de su independencia, su honor, su misión y patriotismo, se configuró nuestro carácter nacional luchando por la defensa de la libertad frente a quienes quisieron arrebatársela. Muchos siglos peleando contra el invasor. Poco hablamos a nuestros hijos del Cid, de Guzmán el bueno, de don Pelayo, del Gran Capitán, Isabel la Católica…

El comentado «respeto y afecto del Gobierno a la Constitución» el día en que la heredera del Trono, la Princesa de Asturias, expresaba su compromiso con los valores democráticos, confirma la intención de olvidar la macabra huella que dejó el terrorismo en España y quiénes fueron los responsables.

Contemos también a nuestros hijos que construimos universidades, hospitales y catedrales en el nuevo mundo. Que les llevamos nuestro idioma y nuestro arte. Hablémosles de Hernán Cortés, de Francisco Pizarro, Núñez de Balboa… y que lanzamos expediciones por todo el mundo. Que fuimos un imperio donde no se ponía el sol y que defendimos nuestra cultura cuando todos eran enemigos.

Renegar de la patria es tan miserable como despreciar a quien te dio la vida. Madre Patria nos reconocen en otros países.

Qué menos que ser dignos de tal honor.