A pesar del...

Mala pata, se acabó la abundancia

La gente puede empezar a preguntarse si la luz no depende de decisiones políticas y si su falta de percepción de que todo va de cine no tiene que ver con que el progresismo beneficia al poder pero no al pueblo

Tituló El País: «Se acabó la era de la abundancia». Y usted sin enterarse de que había existido.

El bulo fundamental es que lo malo es culpa de cualquiera menos del Gobierno. Andreu Missé defiende el «desempeño notable» de la economía española gracias a Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas y atesora todos los méritos. Eso sí, existe un «enorme agujero negro de la vivienda» y la «lacra social» que significa una tasa de pobreza infantil del 34%, muy superior al 24,8% de la media europea.

Claro, dirá usted: es el Gobierno y su desastrosa gestión. Pues, no. Asegura Missé que la culpa es de la factura de la luz, por «el enriquecimiento de las grandes compañías eléctricas», sin olvidar que la gente no se entera: «El Gobierno ha subido el salario mínimo un 61% desde 2018, pero el 90% de los ciudadanos cree que están perdiendo poder adquisitivo, según un estudio de Funcas. Evitar los abusos de las compañías de servicios básicos es tan vital como asegurar salarios decentes». Este es el relato esencial: empresas malísimas y gente inocente explotada por ellas, pero jamás por el Gobierno progresista.

La dificultad estriba, evidentemente, en que la gente puede empezar a preguntarse si la luz no depende de decisiones políticas, si la vivienda no se encarece por el intervencionismo político, y si su falta de percepción de que todo va de cine no tiene que ver con que el progresismo beneficia al poder pero no al pueblo. Escribió Rubén Folguera Agra en Libertad Digital: «Los españoles pagan más IRPF que en 2008 pese a que la renta real no ha superado los niveles previos a la crisis». Resumió Juan Ramón Rallo: «Le están diciendo a los jóvenes, que viven como ratas, que se ha acabado la era de una abundancia que ni siquiera han rozado».

Según El País ahora vienen «décadas de austeridad», por culpa de las pensiones, la deuda y la defensa, como si las tres no tuvieran que ver con decisiones del Gobierno.

Por fin, esperemos que despejen esos errores y profundicen en una verdad que han descubierto tarde, tanto en España como en el resto de la Europa intervencionista: «conforme los ingresos públicos se acerquen al 45% del PIB, habrá una mayor resistencia a las subidas de impuestos».