Cuartel emocional

Máxima y Camila

El tema de los vientres de alquiler debería ser regulado en España y en toda Europa

Prefiero a las reinas Máxima y Camila, tan resplandecientes, tan en su papel, a Yolanda Díaz, repartiendo besos entre los ujieres del Congreso. ¡Qué forma tan poco higiénica de hacer populismo! Las prefiero también a la predicadora que se gestionaron los del PP en su último acto propagandístico. Pero, ¿se han vuelto locos? ¿de quién ha sido la brillante idea? Francamente me dio mucha vergüenza ajena, casi tanta como la ya comentada grotesca moción de Vox poniendo al veleta Tamames de artista invitado. También me da bastante vergüenza ver a Marlaska comerse las uñas en su escaño del Congreso mientras trata de sortear las preguntas sobre su vendetta contra Pérez de los Cobos, que ahora se va a tener que comer con patatas. Pero sobre todo me da vergüenza la patética no-maternidad de Ana Obregón por todos los diversos ángulos que rodean al polémico asunto. No se trata de juzgar a un personaje muy público, sino de analizar las aristas que el tema ofrece y que afecta a tantos terrenos: el moral, el ético, el político, el humano, el biológico, y así hasta el infinito, aunque para verdadera vergüenza están las Belarras y las Monteros hablando de la agresión física hacia la mujer que supone la subrogación del embarazo, cuando ellas defienden el aborto y el cambio de sexo, que sí comportan un enorme riesgo por cuanto que una gestación es algo mucho más que natural que no agrede a la hembra, encargada de perpetuar la especie -macho mediante-, y lo otro suponen cirugías con sus correspondientes riesgos. Así que, nenas, más cultura y menos hablar por hablar; también menos palabritas inventadas tipo niñe, verdadero atentado contra el idioma y a la cualidad del ser humano.

Pero dejando a un lado a estos dos estorbos repletos de ignorancia que padecemos en nuestro día a día político, el tema de los vientres de alquiler debería ser regulado en España y en toda Europa, al igual que en otros países del mundo empezando por Estados Unidos. Y no dándole forma altruista como dicen los cadáveres de Ciudadanos. Esto no es más cosa que un toma y daca: yo te presto mi cuerpo para una gestación y tú me pagas, lo mismo que las prostitutas, no hay forma de disfrazarlo si no queremos entrar en una especie de mercado negro de bebés, que sería algo muy grave. Tampoco podemos gestionarnos un niño como animal de compañía, que es la primera impresión, el primer impacto que recibí al ver la portada de Hola. Para eso están los gigolós, que salen más baratos y dan más alegría a la vida, que, al final, los hijos traen preocupaciones y hasta algún que otro disgusto. Claro que este bebé nacido en Miami llegará a la edad de dar por saco cuando la buena de Ana sea suficientemente viejita como para no enterarse demasiado. Siento la crueldad, pero la realidad de la vida es esta, mírese por donde se mire.

CODA. Las reinas Máxima y Camila han hecho unas recientes apariciones en que se las vio resplandecientes. Camila con las joyas de la Corona británica en su viaje de Estado a Alemania, y Máxima esplendorosa bailando samba en Brasil, con una cadencia perfecta de sus caderas mientras su marido el Rey Guillermo Alejandro no mostraba cadencia alguna, sino carencia infinita de ritmo, como que bailaba a contrapelo, pero quisieron mostrarse cercanos y se mezclaron con la procesión danzante según hemos podido ver incansablemente en vídeos y reels de Instagram. Entretanto el Rey nuestro tocaba la caja en Cádiz, moviendo el cuerpo con un compás que no dejaba de ser bueno, pero yo lo prefiero en actos oficiales, con la distancia que discretamente exhibía antes de su matrimonio y no de cajonero Real, francamente. Entre o uno y lo otro hay un término medio que es donde siempre está la virtud.