Historias del mundo
Lo mejor y lo peor de las catástrofes
«Una periodista mexicana rastreó su ayuda donada a Turquía. Nunca salió de México»
Cuando el 6 de febrero un terremoto de 7,8 grados de magnitud asoló el sur de Turquía, se produjo una ola de solidaridad en todos los rincones del mundo. El devastador seísmo mató a más de 50.000 personas y destrozó barrios y municipios enteros. Con el sufrimiento de haber perdido a seres queridos, sin cobijo y sin necesidades tan básicas como agua potable o saneamiento cubiertas, los turcos siguen hoy, cuatro meses después en una situación de emergencia. Los países más especializados mandaron a sus equipos de rescate, otros respondieron con financiación (la UE, por ejemplo, ayudó con 78,2 millones de euros destinados a proyectos vitales para varias ONG que operan en el terreno). Muchos ciudadanos entendieron la gravedad del terremoto e hicieron lo que mejor creyeron. Un sms, una donación, alimentos no perecederos... En las naciones en las que la furia de la naturaleza ya se ha sentido, la empatía es aún mayor. En países como México, que en 2017 una sacudida de 7,4 causó centenares de fallecidos, sus habitantes decidieron respaldar a los turcos a pesar de la enorme distancia.
Sin embargo, la periodista Pamela Cerdeira ha descubierto una trama que ha dejado a mexicanos y turcos desolados. El Gobierno de Ciudad de México puso un centro de acopio en el Zócalo. La respuesta fue magnífica. En total, se donaron 30 toneladas de productos de primera necesidad. Cerdeira quiso conocer el destino de los víveres. Colocó un airtag en un saco de arroz y otro en un paquete de papel higiénico. Estos pequeños dispositivos del tamaño de una moneda sirven de rastreadores, se suelen colocar en aquello que no se quiere perder como las llaves del coche o el propio vehículo. El caso es que sus productos nunca salieron de territorio mexicano. Según la reportera, el papel higiénico se envío a las oficinas del Gobierno de Ciudad de México, mientras que el arroz acabó en un banco de alimentos de un colegio público. El rollo de papel se vendió posteriormente y Cerdeira hasta recuperó el airtag. Sin embargo, las autoridades no le permitieron entrar en el banco de alimentos y recuperar su paquete de arroz marcado. Es más, han comenzado una campaña de desprestigio contra ella –en lugar de llevar a los culpables ante la justicia o enviar las toneladas de alimentos a Turquía–. Cabe recordar que más de 2,5 millones de personas aún viven en tiendas de campaña. Los turcos se merecen que les llegue la ayuda donada por los mexicanos.
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