Tribuna

Memorando de Entendimiento con Ucrania

Si la ecuación de seguridad entre Ucrania y Rusia no se resuelve y se cierra en falso el conflicto, aparecerá la sombra de Versalles como al final de la primera Guerra Mundial, que sembró el germen de la segunda, al no resolver los problemas de fondo

Memorando de Entendimiento con Ucrania
Memorando de Entendimiento con UcraniaRaúl

El Memorando de Entendimiento con Ucrania es algo más formal que un acuerdo entre caballeros, pero menos que un acuerdo internacional legalmente vinculante. En realidad, lo que se conviene en ese entendimiento mutuo, que se recapitula en un papel, es una línea de acción general a realizar en un plazo determinado, en este caso diez años, que abarcan más de una legislatura, para conseguir un objetivo, al parecer prolongar la guerra una década hasta que Rusia se agote. De esta forma unos ponen las armas y otro los muertos.

Las diez naciones, con España, que han llegado a acuerdos con Ucrania valoran que la mejor forma de acabar con la guerra es extenderla en el tiempo mediante el apoyo a las Fuerzas Armadas ucranianas aportando sistemas de armas y munición y con ello desgastar y derrotar a Rusia, con el coste añadido de destrucción y desgaste en Ucrania.

Como es sabido, la guerra es un acto político y en ese nivel se declara y se detiene. Naturalmente, las operaciones en el terreno son militares, pero no la guerra. Por lo que si esas naciones solo se centran en el aspecto militar, quizá logren que Ucrania venza al ejército ruso, ganarán la guerra, pero no resolverán el problema que desencadenó el conflicto. Perderán la paz.

En efecto, las nueve naciones junto con España han decidido apoyar a Ucrania para ampliar las operaciones militares y derrotar a Rusia en una guerra que Moscú no puede perder y que Ucrania no puede ganar. El problema es que la OTAN, la UE y EE.UU. están comprometidos con Ucrania de tal manera que su credibilidad está en juego, por ello tampoco pueden dejar que Ucrania pierda. De esa forma, oscuro e incierto futuro se vislumbra.

Muchos analistas creen que si ningún actor puede perderla, ni ninguno puede ganarla, qué sentido tiene no buscar una salida política a la guerra. Por qué si las causas de la guerra son políticas y la geopolítica está entre ellas, se descarta totalmente esa vía para detenerla, es decir, la de analizar cómo y por qué se quebró el equilibrio de seguridad en Ucrania y buscar la forma de restituir la situación, poniendo fin a las armas. Claro, todos deben ceder algo.

Se dice que la causa de la guerra es el nuevo Imperialismo ruso que quiere conquistar toda Ucrania, y luego Polonia, los estados bálticos y Finlandia, nada menos. Pero cuando se analiza esa causa a la vista de los datos, el relato no se sostiene.

Atendiendo precisamente a datos militares, Rusia no parece tener más intención que llegar a la línea Jersón - Zaporiyia para asegurar Crimea y el Donbas. Creo que así ha sido desde el principio. Esos lugares constituyen la desembocadura del Dniéper y por tanto el agua a Crimea, la mayor central nuclear de Ucrania y la ciudad más importante después de Kiev y quizá ahora de Liev. Siguiendo con datos, seguramente para conquistar y controlar toda Ucrania necesitaría Rusia más de un millón de soldados, que no aparecen por ningún lado, ni las capacidades militares para ello, y ni imagino cuántos para tomar Polonia o Finlandia.

Por otro lado, los más de mil millones del memorando van dirigidos a la industria de defensa española que, por esa vía, puede desarrollar proyectos en nichos tecnológicos no explotados suficientemente y colocarlos en pie de igualdad con otras industrias de defensa y luego probarlos en combate en Ucrania. Parece que todo esto va de ayudar a Ucrania, potenciar la industria de armamento, reforzar las operaciones militares para derrotar a Rusia y expulsarla del Donbas y de Crimea y de volver al desequilibrio de seguridad con la OTAN en Ucrania, situación potencial que provocó probablemente la guerra. Sin duda el Gobierno está pensando también en no perder posición para la reconstrucción de Ucrania.

Si la ecuación de seguridad entre Ucrania y Rusia no se resuelve y se cierra en falso el conflicto, aparecerá la sombra de Versalles como al final de la primera Guerra Mundial, que sembró el germen de la segunda, al no resolver los problemas de fondo.

A diferencia de algunos analistas extremos, no veo amenaza a Europa, ni tercera guerra mundial, ni empleo de armas nucleares, que son un arma política de disuasión, siempre pendiente de la incertidumbre de su uso, que es la base de la misma. Lo que veo es la consolidación de las líneas alcanzadas por Rusia, y luego negociación para que Ucrania consiga peor resultado del que pudo haber tenido de aceptar el acuerdo de Estambul de marzo de 2022. Oportunidad perdida.

Como decimos, se puede intentar ganar la guerra, y en eso está la mayoría, pero solo con ello no se ganará la paz. Siglos de conflictos y no hemos aprendido nada.

Luis Feliu Bernárdez es General de Brigada en la reserva.