Canela fina
Menos armas y más negociadores por la paz
«Zelenski está dispuesto a desencadenar una guerra mundial antes que perder su guerra de Ucrania»
La atroz invasión de Ucrania por parte de Rusia encontró en la Unión Europea y en la OTAN la adecuada respuesta en amparo al pueblo ucraniano. La opinión europea apoyó de forma abrumadora la causa de la nación invadida y vejada. Es necesario resaltar esta realidad para, desde ella, analizar la actual situación.
Han pasado quince meses desde que se inició la guerra. La situación militar es incierta, si bien los expertos coinciden en afirmar que Rusia no perderá la guerra y que la conflagración se hace cada vez más alarmante. Cualquier acción equivocada puede desencadenar la guerra general. El mundo está en ascuas y como escribió Adenauer hace 60 años: «la fiera sigue acechando en diversos frentes». El gran Henri Kissinger, que entra en su centenario, ha ratificado el riesgo al que la guerra de Ucrania nos enfrenta.
Sorprende negativamente que Volodímir Zelenski no haga otra cosa que pedir armas. Sorprende porque junto a esa petición no solicita negociadores por la paz, gestiones diplomáticas de altura que conduzcan al alto el fuego, al cese de hostilidades y a una fórmula en la que ambos contendientes acepten ceder en algunos puntos. «Que el hacer paces también suele ser triunfo de guerra», escribió Calderón en Duelos de amor y lealtad.
El Occidente entero está bailando sobre el alambre tenso de una III Guerra Mundial. Sería un error inmenso continuar alimentando la contienda ucraniana. Hay que impedir el abuso de Rusia y luchar hasta la extenuación para que se establezca cuanto antes una paz razonable y se eviten riesgos. La guerra de Ucrania nos ha proporcionado además grave quebranto económico, inflación disparatada, incertidumbre de futuro e ignorancia de lo que está ocurriendo. Porque ambos contendientes mienten. Como profesional del periodismo, hice en siete ocasiones la guerra de Vietnam; en dos la de Camboya; en otras dos la de Israel; y en una la del Congo. La primera cosa que aprendí es que, al margen de simpatías o antipatías, los dos bandos mienten.
Y concluyo con la conversación que mantuve ayer con un compañero profesional especializado en la política centroeuropea y que conoce a fondo a Zelenski. «Es un hombre –me dijo– que se caracteriza por la soberbia y por una vanidad inacabable. Estará siempre dispuesto a desencadenar una guerra mundial antes que perder su guerra de Ucrania».
Luis María Anson,de la Real Academia Española
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