Apuntes

Mientras usted duerme, los chinos trabajan

Los chinos se pasan por el arco de triunfo el calentamiento global y nosotros no hacemos nada

En una de las geniales tiras de Quino, Mafalda le pregunta a su padre si los chinos son malos. La respuesta es que, por supuesto, son malos, y Mafalda retrueca: «pues mientras nosotros dormimos, los chinos trabajan», lo que provoca horas de insomnio al progenitor no gestante. Me ha venido a la memoria ese viejo chiste, de aquellos tiempos en que los chinos eran el coco de Occidente, pues andaba enredado en cálculos sobre si me compro un coche eléctrico para 2035 o me mudo de continente cuando ha saltado una noticia muy preocupante que no es posible dejar pasar. Resulta que China ha reactivado la construcción de centrales eléctricas a base de carbón, que es la fuente de energía que más contribuye al calentamiento global. Me entero, también, de que en el mundo hay en servicio 2.400 de estas plantas tan nocivas para la salud del planeta y de que, sujeténme el cubata, que se dice ahora, sólo un centenar de ellas tienen asignada fecha de caducidad en la próxima década. Es indignante. Los chinos se pasan por el arco de triunfo el calentamiento global y nosotros no hacemos nada. Bueno, los chinos, los indios, los vietnamitas, los surafricanos, los nigerianos y los rusos. También los alemanes, pero es que a los pobres no les ha quedado más remedio que reactivar la industria del carbón –están poniendo en explotación una nueva mina gigantesca, pese a los esfuerzos de la niña Greta– por culpa de Putin. A nosotros, los conversos del cambio climático, gentes que, en su momento, pasamos del oso de Al Gore, porque creíamos, erróneamente, sin duda, que el problema de la supervivencia del bicho estaba en la caza excesiva y no en el deshielo, consideramos que estas actuaciones de los chinos no se deben tolerar. Se dejan la ONU y los gobiernos occidentales miles de millones de dólares en subvencionar a los científicos que nos iluminan sobre el negro futuro del planeta y dejamos que Pekín siga con su calentón impunemente. Menos mal que tenemos a Joe Biden, que acaba de autorizar un nuevo yacimiento petrolero en Alaska, de 180.000 barriles de crudo al día, más que suficiente para fabricar la electricidad que necesitará el nuevo parque móvil a base de baterías. Total, qué son 9,2 millones de toneladas métricas de CO2 más al año. Pero, a lo que iba. ¿Me compro un coche eléctrico y voto a Almeida o me voy al norte de Namibia?