
Canela fina
Ni un minuto más
«Si el Tribunal Supremo condena al fiscal general del Estado, Pedro Sánchez maniobrará en el Tribunal Constitucional para que le absuelvan»
Pedro Sánchez ha tejido, con la colaboración de sus asesores más cercanos, un plan audaz. Pretende demostrar que, a pesar de todo, controla el poder judicial. Al fiscal general del Estado le ha ordenado, en tres ocasiones ya, que no dimita. Que resista, aunque el Tribunal Supremo le haya sometido a juicio oral, aunque le vaya a sentar en el banquillo de los acusados. Si los magistrados del Supremo le condenan, García Ortiz recurrirá entonces al Tribunal Constitucional y quedará absuelto. El que ría al final lo hará por duplicado. Y Pedro Sánchez dejará claro ante la opinión pública, ante los reticentes de su partido y ante la oposición parlamentaria que sus razones son de peso y que los jueces no pueden con él.
Un ilustre jurista, que me pide no lo cite, me ha dicho hoy por tercera vez: «Ni un minuto más. La decencia personal exige al fiscal general del Estado que dimita. No se puede, no se debe mantener cuestionada una institución clave en el ordenamiento jurídico español». En dos ocasiones anteriores me repitió ese concluyente: «Ni un minuto más». Publiqué yo sendos artículos con ese título y repito hoy la fórmula a pesar de que conozco el proyecto sanchista: aguantar los procedimientos judiciales y que el Tribunal Constitucional salve en última instancia la situación.
La verdad es que, con la ley de amnistía, la fórmula solo le ha ido bien a medias porque los sabios magistrados del Tribunal Supremo hicieron un último regate, dejando por el momento al prófugo golpista Carlos Puigdemont en el suntuoso Waterloo del que disfruta.
Práxedes Mateo Sagasta escribió: «Al Congreso se le pone todo muy difícil cuando algunos diputados se enfrentan con los jueces. El poder judicial tiene más fuerza que el poder legislativo». No sé si aquel político liberal tenía razón. Las circunstancias son cambiantes y la vida política incierta. Lo que está claro es que, en estos momentos, se han desenvainado las espadas. Y si el Tribunal Constitucional abusa, se puede encontrar con una querella de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. España es una democracia pluralista plena y conquistar el autoritarismo, como pretende Sánchez, tropezará, está tropezando ya, con himalayas muy difíciles de escalar.
Luis María Anson, de la Real Academia Española
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