«De Bellum luce»
El misil que Illa no está viendo
Las alianzas del presidente pueden seguir siendo útiles en Cataluña, veremos qué pasa en el País Vasco, pero volver al poder en otros bastiones socialistas autonómicos no entra ya ni en los sueños de quienes se cayeron del caballo el pasado mes de mayo.
Salvador Illa está en boca de todos. Moncloa utiliza su nombre como si fuera el talismán que les salvará de caer en el Tártaro en el que deberían expiar los pecados cometidos en sus orgías con los independentistas. Es tanto como la tierra prometida, el Mesías del Sanchismo 2.0 porque con su conquista definitiva de la Generalitat justificará todo lo hecho y lo que quede por hacer fuera de las líneas rojas que un día tuvo el PSOE.
Pero para tener tanta responsabilidad en la salvación del barco llama la atención lo poco que parece que se le está teniendo en cuenta en el tiempo del frenesí y de la promiscuidad que la línea oficial defiende como necesarios para conseguir que, cuando los catalanes hablen en las urnas, entronicen al ex ministro, y, en el mismo golpe, den la razón al presidente del Gobierno y validen lo que hoy le afean como graves cesiones.
Illa está siempre en boca de Moncloa, pero también de quienes se han quedado sentados esperando la caída del presidente del Gobierno. La colección de cadáveres socialistas que salió del recuento de las últimas elecciones autonómicas y municipales no se salda con el nuevo Gobierno de coalición, en el que han sido rescatados los que son mejores amigos o más afines al círculo del presidente, en tanto que los demás desahuciados del poder pasan sus horas mirando al solar en el que ha quedado convertido su pequeño reino de Taifas autonómico o provincial, sin esperanza alguna en poder volver a levantar a medio plazo el castillo que una vez llegaron a construir. Las alianzas del presidente pueden seguir siendo útiles en Cataluña, veremos qué pasa en el País Vasco, pero volver al poder en otros bastiones socialistas autonómicos no entra ya ni en los sueños de quienes se cayeron del caballo el pasado mes de mayo.
Illa carga con esa tarea hercúlea, la salvación del Sanchismo 2.0, y está, por ello, en los rezos de Moncloa, pero también de los que dirigen sus oraciones a la petición de que esas próximas elecciones catalanas pasen al presidente del Gobierno la factura que todavía no ha pagado por el desastre de las autonómicas y municipales que se les llevó por delante. Y ahí se cuela el «te apuesto» y el «te cuento» sobre la sucesión de Pedro Sánchez. Ya hay una candidata oficial y dos corrientes que velan armas con sus respectivos candidatos.
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