El buen salvaje

Miss pelo corto

La controversia se centra en que ha sido elegida como «la mujer más bella» del país una chica con pelo corto, Eve Gilles.

Anda la sociedad tan polarizada y deambulante entre asuntos absurdos, mientras se nos enfrían los pies, que entra en polémicas gruesas como de dar una voz en el descansillo. Ya todo es «woke» o no «woke», hasta si se compra pan de trigo o de centeno (no digamos ya de masa madre) que en la panadería andaban discutiendo el otro día mientras mi perra encontró un trozo que naufragaba en el suelo hasta que ella lo salvó en su garganta casi sin masticar.

Lo de Miss Francia es como lo de la masa madre, la madre de todas las masas, pues la controversia se centra en que ha sido elegida como «la mujer más bella» del país una chica con pelo corto, Eve Gilles. Sí, la polémica no ha surgido por no saber cuál es la capital de Uzbekistán (que cada vez ponen más difícil el cuestionario) o por posicionarse del lado de Israel o Palestina. Ni siquiera confundió candelero con candelabro como sucedió aquí con Sofía Mazagatos. Esas maravillosas meteduras de pata de «las guapas oficiales», que para responder a la envidia nacional tenían que ser tachadas de «tontitas».

Eve lleva un corte «pixie» y no tiene un «derrière» como de la Kardashian. O sea, es más andrógina de lo que suele ser habitual en este tipo de certámenes de a euro el kilo de carne. Como lo leen. En Francia no se habla de otra cosa, que diría Anson. La final del concurso fue seguido por más de siete millones de espectadores. Como aquí una final de Champions. Tenemos la falsa imagen de que en Francia solo se lee el Premio Goncourt o el editorial de «Le Monde» pero, como aquí, lo más leído son las etiquetas de champú.

El pelo como asunto político, hasta aquí han llegado las tijeras de la decadencia que han puesto de acuerdo a Marine Le Pen y a Fabien Foussel, secretario general del Partido Comunista, defensores de la elegida. Lo más curioso es que sea Francia donde se debata que no pueda ser miss una mujer sin melena. ¿Se acuerdan de la actriz Jean Seberg? Estamos, definitivamente, al final de la escapada.