La situación

El muro se agranda

«La urgencia de Sánchez consistía en cambiar el debate nacional hacia otro sitio que no fueran sus problemas de corrupción»

Una comisión de Naciones Unidas ha establecido que, según su criterio, Israel comete un genocidio en Gaza. El informe de esa comisión de la ONU se conoció a la misma hora en la que Benjamin Netanyahu anunciaba el inicio de una nueva fase en su operación sobre la capital de la Franja. La masacre de civiles ha llegado a un extremo en el que, incluso quienes siempre han sido comprensivos con Israel, se quedan sin herramientas argumentales para mantener esa posición. Pedro Sánchez se puede declarar vencedor, porque los responsables de la oposición no saben cómo salir de la madeja en la que el presidente los ha enredado.

Y eso, incluso después de que, como si fuera un mago amateur, se le haya visto el truco. Porque el Consejo de Ministros ha aplazado por segunda vez la aprobación del real decreto ley de medidas contra Israel. Moncloa lo justifica porque es un texto complejo que obliga a cambiar varias leyes de distintos ministerios. Es así. Pero esas dificultades ya las conocía Pedro Sánchez hace diez días, cuando organizó, sobre la marcha y a primerísima hora de la mañana, un campanudo mensaje a la nación –con mucho ringorrango– para anunciar a los españoles que era urgente aprobar medidas contra el «estado genocida». Era tan urgente, como para aprobarlas al día siguiente. Pero al día siguiente, no se aprobó el real decreto. Y, a la semana siguiente, tampoco.

En realidad, la urgencia de Sánchez consistía en cambiar el debate nacional hacia otro sitio que no fueran sus problemas de corrupción, de discrepancias con sus socios, y de ausencia de Presupuestos generales del Estado. Y el sabotaje a la Vuelta Ciclista a España fue un capítulo más en la construcción del muro que Sánchez empezó a erigir en su discurso de investidura de 2023.

Hubo un tiempo en que los presidentes, independientemente del partido al que pertenecieran, se comprometían a gobernar para todos, no solo para los suyos. Pero el formato de gobernanza ha ido a peor, porque ya no es solo gobernar para unos y no para otros, sino gobernar para unos y contra los otros. Como dicta Trump.