La situación

Los nervios del PP

«Los escándalos que rodean al presidente se solapan unos a otros sin que nada ocurra»

Durante meses, el Partido Popular -y sus proxys en diferentes ámbitos- creyó, e intentó que todos creyeran, que las murallas de Moncloa estaban cerca de caer, y que el sanchismo capitularía en cuestión de días o pocas semanas. Los escándalos se le acumulaban -y se le acumulan- al presidente del Gobierno, y a Feijóo le serviría con sentarse a esperar a la sombra del árbol, para que el poder se le cayera encima, como la manzana a Newton. Pues no, y el PP está de los nervios.

Pedro Sánchez ha demostrado su capacidad para conseguir que sus muchos y grandes problemas tengan consecuencias para los dirigentes territoriales –como en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023–, pero no para el propio líder socialista, dispuesto a pactar con Otegi, Puigdemont y Junqueras. Y los escándalos que rodean al presidente se solapan unos a otros sin que nada ocurra, porque quienes apoyan al gobierno de coalición han consolidado un callo ideológico consistente en que la corrupción solo es intolerable si es de la derecha. Moncloa tiene bula. El sándwich se completa con Vox, que abandonó los gobiernos autonómicos en los que se coaligó con el PP, porque una condición indispensable para gobernar es saber cómo se hace eso. Y, de Abascal hacia abajo, no hay quien lo sepa. Como complemento, gobernar supone tomar decisiones; alguna será equivocada, y eso tendrá un precio en términos de imagen. Si no gobiernas, no te equivocas tú, y sí se equivocan otros. Vox ha sabido aprender de la experiencia ajena: Podemos decidió gobernar con Sánchez en 2020, y ahora se ignora el paradero del partido morado, más allá de algún periódico exabrupto. Vox ve, desde la comodidad de no asumir responsabilidades, cómo se desgasta el PP en la gestión de comunidades autónomas y ayuntamientos. En algunos, lleva a los populares al límite, al no facilitar la aprobación de presupuestos. En otros, como en Madrid capital, el alcalde acepta caer en trampas facilonas, que tiende la extrema derecha, lesionando a Feijóo y lesionando su propia imagen política. Llegar a Moncloa no va a ser tan fácil.