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Tribuna

Nuevo curso escolar: nuevos retos, pero merece la pena

Tenemos que ver «la vuelta al cole» como un privilegio y una excelente oportunidad para que los niños y jóvenes adquieran conocimientos

Nuevo curso escolar: nuevos retos, pero merece la penaRaúl

Es esa época de año otra vez en la cual grandes y pequeños están a punto de volver a las aulas o incluso algunos ya lo han hecho. Es un momento frenético para padres y madres de los miles de estudiantes de educación infantil, primaria e incluso secundaria, que se enfrentan un año más al reto de volver a la rutina. Con frecuencia, los estudiantes tienen sentimientos encontrados: una mezcla entre incertidumbres (¿qué maestra me tocará en matemáticas? ¿seré capaz de aprobar física y química?), excitación (por fin veré otra vez a mis amigas Sofía y Elena), alegría (tengo muchas ganas de seguir aprendiendo cosas interesantes), resignación (los exámenes me causan ansiedad, pero no me queda otra que hacerlos) e incluso una natural pereza (¿cómo voy a acostumbrarme otra vez a despertarme a las siete de la mañana? ¿tendré las fuerzas para pasarme la tarde haciendo tareas?). Todos estos son sentimientos muy razonables y que casi siempre coexisten unos con otros.

Es un cóctel complicado, y más para personas tan jóvenes. Esa mezcla de sentimientos encontrados hace que los primeros días de «vuelta al cole» sean un reto para todos los estudiantes, desde los más pequeños hasta los que cursan bachillerato. Por eso pienso que es importante que las familias y los profesores sean incluso más comprensivos de lo habitual en las primeras semanas del curso escolar. Afortunadamente, los niños y adolescentes tienen una extraordinaria capacidad para adaptarse a cosas nuevas, y en unos pocos días la mayoría ya es capaz de hacer una transición plena de «modo vacaciones de verano» a «modo colegio o instituto».

Incluso si los primeros días son duros, tenemos que recordar a los más pequeños e incluso a los que ya cursan bachillerato que la educación es el gran ascensor social que tenemos. Hay que transmitirles que ir al colegio o al instituto a aprender cosas les va a servir, y mucho, para tener un mejor futuro. Decía Aristóteles que la educación es la mejor provisión para la vejez. El sabio griego ya nos indicaba la gran importancia de formarse para tener una vida más plena. Y es que se va al colegio o al instituto a socializar y a crecer como persona, pero no solo a eso. Lo más fundamental es que se va a aprender sobre temas importantes como la historia de España y del mundo, las leyes de la física o cómo hablar y expresarse de forma correcta en español, entre otros muchos temas. A través de ese aprendizaje, si se hace del modo correcto y con buenas profesoras y buenos profesores que lo fomenten, los niños y jóvenes adquieren además capacidad crítica. Esa capacidad de pensar de forma lógica y cultivar un criterio propio es incluso más importante que la propia adquisición de conocimientos. Los grandes avances en inteligencia artificial nos permiten hoy obtener respuestas a casi cualquier pregunta básica, pero es imprescindible tener la capacidad de evaluar esas respuestas de forma razonada e informada. Para ello es indispensable tener una buena formación básica de conocimientos generales, que son los que se adquieren en el colegio e instituto, combinados con una potente capacidad de razonamiento (que debe adquirirse a la par de ir adquiriendo conocimientos).

Por tanto, tenemos que ver «la vuelta al cole» como un privilegio y una excelente oportunidad para que los niños y jóvenes adquieran conocimientos, se socialicen con gente similar a ellos y cultiven su capacidad de razonamiento crítico. Y en mi opinión tenemos que transmitirles esto. Es esencial que vean el nuevo curso escolar como una magnífica ocasión para formarse y evolucionar a mejor, no como algo negativo, porque no lo es. Todo lo contrario.

Además de nuestros estudiantes de enseñanza infantil, primaria y secundaria, es imposible para mí no acordarme de los miles de estudiantes que empiezan la universidad este año, u otros estudios como pueden ser los de formación profesional. En mi caso, en poco menos de una semana estaré impartiendo sus primeras clases a un pequeño grupo que va a ingresar en la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid. Ir a la universidad (o a un nuevo centro de estudios profesionales, etc.) por primera vez ya supone un estrés considerable y un enorme cambio para ellos, en múltiples ámbitos: amigos, nivel de exigencia académica e incluso, para muchos de ellos, también de ciudad o comunidad autónoma. Cambiar de lugar de residencia, lugar de trabajo y de compañeros todo a la vez es un reto incluso para los más entusiastas. Lo bueno es que entrar en la universidad podrá ser una experiencia maravillosa y que, tras un breve periodo de adaptación, se encontrarán aprendiendo cosas fascinantes en áreas del conocimiento que han elegido. Además de los nuevos estudiantes que acceden a sus estudios por primera vez, muchos otros miles los continuarán con ilusión en cursos superiores e incluso posgrados. Se enfrentarán a nuevos y estimulantes retos, y sus esfuerzos son encomiables. Todos ellos sin duda jugarán un importante papel en la sociedad del futuro, que estará llena de grandes desafíos, muchos seguro que ni siquiera podemos imaginar ahora. Pero podemos mirar al futuro con el optimismo que da saber que vivimos en la sociedad mejor formada de la historia.

Álvaro Pelayo, de la Real Academia de Ciencias de España. Catedrático y Vicedecano en la facultad de Matemáticas de la UCM