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Objetivos

¿Cómo es que el islam político, por naturaleza teocrático, se ha podido aliar con la presumiblemente «laica» izquierda radical europea?

El término «islamo-izquierdismo» fue acuñado en 2002 en un ensayo del filósofo francés Pierre-André Taguieff, titulado «La Nouvelle Judéophobie (La nueva judeofobia)». Taguieff aseguró que existe un vínculo entre algunos grupos de la extrema izquierda francesa y miembros de la comunidad musulmana, lo que supuestamente se pudo comprobar tras unas protestas pro-palestinas (recurrentes en el tiempo, repetidas, siempre parecen las mismas…). Él se refería a las manifestaciones que tuvieron lugar en París a principios de la década del 2000, «donde los neoizquierdistas (trotskistas, anarquistas y activistas profesionales antiglobalización) se codeaban con los islamistas (Hezbolá o Hamás), partidarios de la eliminación total de Israel» (en el fondo: de Occidente). «La moda decolonial y pseudo-antirracista ha sustituido a la moda marxista y pseudo-antifascista», según Taguieff. De modo que el «islamo-izquierdismo» sería una «importación de las universidades estadounidenses, donde los estudios de género y decoloniales de esos campus cuestionan, en nombre del antirracismo, a la tradición universalista laica francesa, que ven como un sistema eurocentrista que perpetúa el privilegio blanco». En 2021, la ministra de Educación francesa, Frédérique Vidal, afirmó que la alianza entre el izquierdismo radical y el islam político estaba «gangrenando la sociedad». Desencadenó una airada protesta contra ella que, sin embargo, no pudo evitar que el concepto fuese arraigando, a la vista de los acontecimientos políticos que suceden en Francia, también en España. Pero, ¿cómo es que el islam político, por naturaleza teocrático, se ha podido aliar con la presumiblemente «laica» izquierda radical europea? ¿Qué hay detrás de este –en principio, y por principios– extraño matrimonio…? En España, la coalición es evidente. No solo por el clásico blandir de la «bandera palestina», sino porque la izquierda dura gubernamental ha tomado posiciones claras en política internacional al lado de territorios musulmanes, desde Turquía a Gaza pasando por Marruecos. El gran partido izquierdista español tiene incluso un tradicional lobby musulmán en sus filas, de gran influencia. El fin que une al islam y la izquierda extrema es notorio porque tienen evidentes objetivos comunes. Pero nadie quiere ponerles nombre porque dan mucho miedo.