Y volvieron cantando
OTAN, con todas las consecuencias
Los riesgos no van a desaparecer con la cómplice relación actual de los gobiernos español y marroquí. El club adecuado es la OTAN…pero pagando
Pocos momentos tan gráficos y elocuentes como el de la primera ministra italiana Meloni al término de la pasada cumbre de la OTAN en la Haya -ya saben la que situó a nuestro presidente como señalado con una equis roja entre los socios occidentales- cuando recordó a los periodistas, esbozando una amplia e irónica sonrisa, que en esa cumbre todos los participantes habían firmado el mismo documento que no es otro que la aceptación de tender al horizonte del 5 % del Producto Interior Bruto destinado a gasto en defensa y eso incluía, se pusiera como se pusiera al jefe del Gobierno español Pedro Sánchez, muy digno ante la prensa nacional a la hora de plantarse como paladín anti Donald Trump y férreo defensor de los derechos sociales frente a la inversión en lo militar. Pero movimientos tácticos de Sánchez aparte utilizando aquella cumbre para coger fuelle ante el alud de corrupción que atenaza a su gobierno, lo que prevalece por encima de todo es una falta de realismo a la hora de contemplar el nuevo marco geopolítico internacional, como poco preocupante, sobre todo teniendo en cuenta que España es un país especialmente expuesto a hipotéticas agresiones exteriores frente a las que solo le protegería el paraguas de la Alianza Atlántica, esa a la que desde el PSOE y la izquierda española tratan de mostrarse como un ente ávido de aumentar el gasto militar a mayor gloria del presidente norteamericano.
Algunos círculos cercanos a nuestro gobierno llegaron a vender en su momento que amenazas procedentes de Rusia en realidad afectaban de manera más directa a países de la Europa del este, especialmente las repúblicas bálticas e incluso que la guerra de Ucrania, aun siendo sangrante, quedaba demasiado lejos, nada más cercano a la ceguera. España sorteó desafíos desde su flanco sur justo con su entrada en la OTAN, algo que tuvo tan claro el mismísimo Felipe González como que tuvo que jugarse el bigote político sometiendo esa incorporación al salto en el aire de un referéndum. Nuestra historia reciente está plagada de episodios como la Marcha Verde sobre el Sahara, el asalto-invasión al islote perejil o la permanente espada de Damocles de otras marchas sobre las ciudades españolas de Ceuta y Melilla. Riesgos que no van a desaparecer con la cómplice relación actual de los gobiernos español y marroquí. El club adecuado es la OTAN…pero pagando.