Insensateces

Parientes

Toda esa gente hispana que ahora está siendo perseguida sin otro motivo que ser «ilegal» porque no puede no serlo aunque lo intente, también es nuestra piel, nuestra sangre, nuestro pariente

Hoy es el Día de la Hispanidad, que es uno de los días más bonitos (hermosos, que dirían ellos) del año. Se celebra el mundo nacido tras la llegada de Cristóbal Colón, una parte del mundo que seremos incapaces de agradecer lo suficiente. Se celebra lo común, que es muchísimo. Se celebran las cosas que nos hemos intercambiado. Se celebra el precioso idioma que compartimos, del que han surgido literaturas extraordinarias, hermanamientos culturales insuperables, cantes, cantos, cantores. Se han provocado ayudas en momentos críticos de uno y otro lado. Nos han dado de comer, nos han acogido. Lo hemos hecho también por ellos. Y es casi una obligación moral sentirnos enlazados, desde algún punto unidos, el que sea. Y lo estamos.

Ahora que los inmigrantes están bajo la lupa en Estados Unidos, también está en la nuestra empujar. Yo no digo que no haya gente que haya delinquido gravemente entre los latinos (sí, ya sé que a Vds. no les parece que se les tenga que llamar así, pero así es como se llaman ellos), ni mucho menos. Como siempre ocurre, cualquier delincuente deja mal a los propios porque los coloca bajo una lupa injusta y, mucho más, cuando esa lupa trata de ampliar la foto. Así que, toda esa gente hispana que ahora está siendo perseguida sin otro motivo que ser «ilegal» porque no puede no serlo aunque lo intente, también es nuestra piel, nuestra sangre, nuestro pariente. Todos somos lo mismo.

Por eso es tan importante lo que está haciendo Bad Bunny, ese boricua del que hacemos bromas por su manera de hablar su dialecto, del que despreciamos su música, sobre el que no hemos gastado ni un minuto para entender qué quiere decir cuando canta, qué quiere decir con sus canciones, qué dice cada vez que puede. Por eso es tan importante que vaya a actuar en el medio tiempo de la final de la Super Bowl, que enarbole la bandera de lo latino, que sea el estandarte para reivindicar tantas batallas importantes que no gustan a lo establecido. Que no le gusta a ese grotesco ser que domina el mundo. Por eso lo de hoy es también nuestra piel, nuestra sangre, nuestro pariente. Todos somos lo mismo.