Mar en calma

Patricia Ramírez

Patricia, no estás sola.

Nos duele en el alma lo que está viviendo Patricia Ramírez, la madre de Gabriel Cruz, el niño almeriense asesinado por Ana Julia Quezada en febrero de 2018.

Le arrebataron a su hijo de la forma más cruel que uno pueda imaginar y lo que sorprendió a todo el país fue su encomiable capacidad de responder al horror con una grandeza moral que, siete años después, sigue conmoviendo a millones de españoles.

Durante aquellos días interminables de búsqueda, cuando el país entero contenía la respiración esperando encontrar con vida al pequeño Gabriel de 8 añitos, Patricia fue un ejemplo de templanza, gratitud y esperanza. Agradeció cada gesto, cada ayuda, cada palabra de apoyo, actitud por la que fue elegida candidata al Premio Princesa de Asturias de la Concordia.

Su admirable, y para muchos incomprensible, reacción de amor y exaltación de las buenas personas, fue todo un ejemplo tras ser víctima, junto a su ex pareja Ángel y toda la familia del pequeño Gabriel, de la maldad más despiadada. Encontrarían la fuerza en el pequeño Gabriel que nunca les dejó solos.

Lo que nos hiela el corazón es ver que hoy, esa misma mujer, ejemplo de humanidad, vuelve a ser víctima y por la misma persona que le arrebató lo que más amaba. Según recoge la investigación judicial en curso, Ana Julia Quezada le ha lanzado amenazas de muerte desde la prisión en la que cumple su condena.

Patricia ha vuelto a denunciar y, pese a que las instituciones judiciales y penitenciarias actúan, la lentitud burocrática desespera y se ve desprotegida.

El dolor no cesa.

Este caso nos obliga a defender con rotundidad la prisión permanente revisable porque hay asesinos que no se arrepienten, ni cambian, ni tienen intención de reinsertarse, como Ana Julia que no muestra empatía ni conciencia de lo que hizo y desea perpetuar un daño inhumano.

Patricia, no estás sola.

España está contigo y no te vamos a abandonar.