
Tribuna
La paz, núcleo inicial de un pontificado esperanzador
Tres días después de su elección, en la primera alocución dominical, el Papa dirigió a las personas reunidas en la plaza de San Pedro unas palabras contra la guerra


Este 14 de septiembre el papa León XIV cumple 70 años. Se trata del pontífice más joven del siglo XXI, ya que Benedicto XVI fue elegido a los 78 años y Francisco, a los 76. Con motivo de esta efeméride, invito a reflexionar –como historiador y autor del libro «Historia de los Papas en el siglo XX»– sobre las primeras palabras de su pontificado en el contexto histórico del tiempo presente.
A nivel político, el mundo actual vive un proceso esperanzador, gracias a la extensión de la democracia cada vez por más países, a pesar de la presencia inquietante de algunos regímenes dictatoriales y el auge de los populismos de carácter autoritario. No obstante, en el siglo XXI nos encontramos inmersos en una situación geopolítica dividida, en la que Estados Unidos sigue luchando por imponer los valores que deben guiar al mundo.
A nivel social, en las sociedades más avanzadas de la Unión Europea, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Australia, un número nutrido y creciente de personas declaran ser no religiosas o no afiliadas a una religión organizada. Mientras el proceso de secularización ha ido in crescendo en Occidente, el fenómeno contrario de desecularización ha aumentado en África, Asia y América. Por consiguiente, en la mayor parte de los países del mundo, la religión sigue ocupando un lugar importante en la vida de la gente corriente.
Frente a los retos políticos y sociales del mundo actual, dos días después de su elección, el 10 de mayo, León XIV se refirió a los inicios de la Doctrina Social de la Iglesia en un discurso dirigido al colegio cardenalicio: «El papa León XIII, con la histórica encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial; y hoy la Iglesia ofrece a todos un patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los avances de la inteligencia artificial, que plantean nuevos retos para la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo».
Desde el día de su elección, el 8 de mayo, la palabra más repetida ha sido paz. Tres días después, en la primera alocución dominical, el Papa dirigió a las personas reunidas en la plaza de San Pedro unas palabras contra la guerra: «En el dramático escenario actual de una tercera guerra mundial por partes, como afirmó el papa Francisco en más de una ocasión, también yo me dirijo a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento siempre actual: ¡Nunca más la guerra! Llevo en mi corazón los sufrimientos del amado pueblo ucraniano. Se haga lo posible para alcanzar cuanto antes una paz auténtica, justa y duradera. Sean liberados todos los prisioneros y los niños puedan regresar con sus familias. Me entristece profundamente lo que sucede en la Franja de Gaza». El viernes 22 de agosto, el Pontífice pidió a todos los católicos del mundo una jornada de oración y ayuno por la paz. Además, León XIV ofreció el Vaticano para acoger conversaciones de paz sobre la Guerra de Ucrania.
Con respecto a la Doctrina Social de la Iglesia, cabe destacar las menciones del pontífice americano al trabajo en la sociedad contemporánea. En una audiencia al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el 16 de mayo, León XIV exteriorizó esta preocupación: «En el cambio de época que estamos viviendo, la Santa Sede no puede eximirse de hacer sentir su propia voz ante los numerosos desequilibrios y las injusticias que conducen, entre otras cosas, a condiciones indignas de trabajo y a sociedades cada vez más fragmentadas y conflictivas».
A mi modo de ver, el Papa se siente profundamente preocupado desde el día de su elección hasta hoy por la precariedad de la paz en el mundo. En otro nivel, se podría situar la cuestión social en referencia al mundo del trabajo y de los retos planteados por la inteligencia artificial. Todo parece apuntar a que la primera encíclica se ocupará de estos y otros temas que preocupan a los católicos y a todas las personas de buena voluntad. Tiempo al tiempo.
Onésimo Díaz Hernández, es profesor investigador de la Universidad de Navarra
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