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Sin Perdón

El peregrinaje a Washington

«Los políticos como Sánchez y muchos de sus colegas europeos son ejemplo de esa realidad exenta de principios y valores»

Nuestros heroicos líderes europeos llevan días mostrando su firme rechazo a Trump. Lo hacen con la retórica habitual, aunque con matices según sus ideologías y características personales. Tras este desahogo acuden sumisos a su peregrinación a Washington para rendir pleitesía a Trump e intentar un acuerdo ventajoso como buenos comerciantes. No hay duda de que la sangre fenicia recorre nuestras venas. Los europeos hemos sido conquistadores y exploradores, con mayor o menor fortuna, según los países y sus circunstancias, pero con la idea de enriquecernos. Del norte al sur y del este al oeste se fueron desplazando los pueblos y las fronteras ya fuera por necesidad, ambición o codicia. Ahora tenemos delante a un producto típicamente europeo como es Trump, que ha labrado una gran fortuna y una espectacular carrera política movido, precisamente, por la necesidad, la ambición y la codicia. Me gusta recordar que la política internacional se mueve, también precisamente, por el interés y que los sentimientos son de cara a la galería. Incluso cuando se levanta la bandera de los derechos humanos o se acude en socorro de Ucrania, hay muchos intereses detrás.

Los ciudadanos corrientes compramos la propaganda mientras disfrutamos de un entorno económico, social, político y cultural envidiable. Los políticos como Sánchez y muchos de sus colegas europeos son un ejemplo de esa realidad exenta de principios y valores, ya que no nos importa abrazarnos a algunos dictadores siempre que nos convenga. No hay más que ver el viaje a China, porque nos conviene y, además, mucha gente se hará rica, muy rica, comerciando con el régimen comunista. Xi Jinping, que es un personaje fascinante, nos cae mejor que Trump, al que todos se dedican a insultar con un fervor inusitado. No hay más que leer o escuchar a los medios de izquierdas controlados o serviles con La Moncloa. A pesar de ello, todos peregrinan a la Casa Blanca y sus aledaños buscando el favor de su inquilino. Todo sea por ese bendito comercio que tanto nos gusta a los europeos, para mantener nuestro estilo de vida y dar lecciones de democracia al resto del mundo. No tengo ninguna duda de que Sánchez, convertido temporalmente en un izquierdista radical mientras vive como un multimillonario, y sus colegas lograrán, tras humillarse, un acuerdo razonable con Trump.

Francisco Marhuenda.De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)