La situación
La política de electroshock
«En Moncloa consideran que no es posible reflotar la imagen del gobierno de coalición antes de diciembre»
Los médicos suelen aplicar tratamientos en escala, en función de la gravedad que presente el paciente. No sirve recetar aspirinas para aliviar enfermedades severas. Y cuando la situación es desesperada, los intentos por remediarla tienden a serlo también.
Si un dirigente político convoca elecciones doce horas después de confirmar su indisimulable derrota en otras elecciones, es que ha concluido que su situación es desesperada y siente la necesidad de tratar el cuadro de depresión que muestran sus presupuestos políticos provocando convulsiones en su partido, en los partidos en los que se sustenta su poder, en los de la oposición y en el cuerpo electoral: terapia electroconvulsiva o de electroschock.
A Pedro Sánchez y a sus socios de Podemos no les ha resultado productivo en las urnas defender la gestión que han realizado desde el Gobierno en los últimos más de tres años. Ni los miles de millones en «avances sociales» que el presidente prometió durante la campaña, ni advertir de las catastróficas consecuencias que tendría una victoria de la derecha con la extrema derecha, ni los insultos a empresarios o periodistas han frenado la tendencia hacia un cambio de ciclo político que ya se advirtió en elecciones sueltas que se celebraron en años anteriores, como las gallegas de 2020, las madrileñas de 2021 o las andaluzas de 2022. Solo la victoria socialista en las catalanas de febrero de 2021 concedió un aparente impulso al presidente. Pero ha pasado demasiado tiempo, y aquellos efluvios quedaron constreñidos al ámbito de Cataluña, con su propia circunstancia.
La respuesta a la desesperada ha sido aplicar electroshock a los votantes, al convocar otras elecciones dentro de dos meses. Se deduce que en Moncloa consideran que no es posible reflotar la imagen del gobierno de coalición antes de diciembre, cuando correspondía celebrar las generales. Paradójicamente, lo que Sánchez ofrece a los españoles el 23 de julio es un nuevo gobierno de coalición, un Frankenstein-2, para evitar que en el ámbito nacional ocurra lo que el 28 de mayo ha ocurrido en los ámbitos autonómico y municipal: que las urnas entreguen el poder a una eventual coalición del PP con Vox.
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